Eunice tiene el rostro pintado de blanco y en su frente lleva escrita con tinta negra la frase ¡No Más! en rechazo a los delitos sexuales. La mujer carga una cruz que no pesa tanto como el dolor de los recuerdos y de la búsqueda de justicia.
Han transcurrido tres años y siete meses, pero aún recuerda con claridad cuando a través del cristal de una ventana descubrió que el dueño de la casa donde trabajaba, como empleada doméstica, abusaba de su hija justo un día antes de que cumpliera tres años.
El hombre, de más de 60 años, la tocaba mientras se masturbaba. La niña solo repetía: mamá pega, mamá pega. El recuerdo le martilla la cabeza. “Quedó con un grave daño psicológico. Tiene pesadillas. Siempre se asusta y se mete las manos entre las piernas como protegiéndose. No rinde en los estudios, no es una niña feliz.
Además está en un tratamiento porque contrajo una enfermedad que se llama Gardnerella (Vaginosis bacteriana)”, contó Eunice, quien sospecha que los ataques sexuales ocurrían desde antes. El responsable, quien -indicó- es un funcionario público en Santo Domingo de los Tsáchilas (donde ocurrió el caso) continúa libre y ella aseguró que es maltratada por el sistema judicial, pues hasta la amenazaron con quitarle a los hijos por calumniar a las personas, incluso que estaba loca. Su cruz por eso dice: el sistema me culpa a mí y no al abusador. E
sa estructura fue decorada por ‘Jenny’, de 15 años. Ella viste una camisa negra y tiene el rostro pintado similar al de Eunice y otras madres identificadas con la manifestación. Ella fue abusada desde los tres a los 13 años por tres tíos que se alternaban para cuidarla, pues sus padres migraron a Italia y la dejaron a sus cuidados. Ahora ‘Jenny’ asiste a uno de los seis grupos de apoyo que funcionan a nivel nacional de la fundación ‘Ecuador dice No Más’, dirigida por Paola Andrade y Ricardo Vélez, sobrevivientes de este delito.
Paola Andrade, quien fue abusada desde los cinco hasta los 16 años por personas de su círculo familiar, presentó ayer el mejor modelo de respuesta integral al abuso sexual infantil en el mundo que se aplica hace 32 años en Estados Unidos y ha sido replicado en 25 países. Explicó que los niños van a un solo lugar, donde realizan la entrevista forense, recolectan evidencias, toman fotos, entrevistan a testigos, tratamiento y examen médico, grupos de apoyo, graduación del tratamiento y seguimiento.
“Todo el sistema trabaja alrededor del niño, con mobiliario adecuado a su tamaño. Él habla máximo con tres personas. No como aquí donde el niño habla hasta con 13 personas repitiendo y siendo revictimizado, eso es un vía crucis y por eso estamos mostrando las cruces”. Andrade manifestó que este modelo se puede implementar en Ecuador, sobre todo en beneficio de las víctimas. “Porque ahora todos están dando respuestas emergentes, pero nos olvidamos de lo importante: los niños”.