«Les envío mi total apoyo a la Universidad Centroeuropea en estas difíciles circunstancias», señala el escritor hispano-peruano en un mensaje publicado en su página web por la citada institución académica de Budapest, fundada en 1991 por el magnate y filántropo estadounidense de origen húngaro George Soros.
«No estoy sorprendido de que el gobierno húngaro esté amenazando esta institución cuya calidad, y cuyos prestigiosos investigadores y docentes están honrando el país», prosigue Vargas Llosa.
Para el autor de «Conversaciones en la Catedral», la amenaza a la CEU que supone la nueva normativa es un «ataque insidioso a la cultura de la libertad», por lo que escritores, intelectuales y académicos «que creen en la libertad deberían movilizarse para impedir esta acción inquisitorial».
La reacción de Vargas Llosa a la aprobación de la ley por se suma a otras similares de centenares de intelectuales, académicos y políticos.
Los medios húngaros se hacen eco hoy del fuerte mensaje del Gobierno estadounidense, que ayer pidió la suspensión de la polémica normativa.
«Instamos a Hungría a que suspenda la implementación de la ley. Queremos ver una revisión y un diálogo» sobre la legislación con las instituciones afectadas, señaló el portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Mark C. Toner, en rueda de prensa en Washington.
Toner recordó que la CEU «es una destacada institución académica», según se puede leer en la transcripción de sus palabras publicada en la página web del Departamento de Estado estadounidense.
Un relator especial de la ONU instó hoy al Parlamento de Hungría a reconsiderar la legislación firmada el lunes por el presidente del país, János Áder, que amenaza la supervivencia de la CEU.
También el relator sobre la libertad de opinión y expresión de la ONU, David Kaye, instó ayer al Parlamento húngaro a reconsiderar la polémica ley, al considerar que «va contra la libertad de opinión y expresión en Hungría, contra la libertad académica (…)».
Aprobada el pasado día 4 por la mayoría del gobernante partido Fidesz del primer ministro, el conservador Viktor Orbán, y firmada el lunes por el presidente, János Áder, la nueva normativa exige que las instituciones académicas financiadas desde el extranjero tengan un campus en el país de origen, algo que no cumple la CEU.
Además, la llamada «lex CEU» obliga a que haya un acuerdo entre los gobiernos de Hungría y Estados Unidos, donde la CEU está inscrita, sobre el funcionamiento de la universidad.
El secretario de Estado húngaro para la Educación, László Palkovics, aseguró ayer en Bruselas que el su gobierno «no quiere cerrar ninguna institución» y que ve «una gran probabilidad» de que la CEU siga funcionando como hasta ahora.