“El estado ecuatoriano me persigue, me tortura, vulnera no solo mi derecho al debido proceso, la seguridad jurídica, el derecho a la defensa, el derecho a la salud física y mental, sino que también atenta contra mi vida haciéndome vivir en la oscuridad para que deje de pensar y me deprima, para que si no me matan los miembros de las bandas delincuenciales, me mate yo mismo”.
Es el argumento que escribió Wilman Terán, en un escrito al juez Felipe Córdova, del caso Metástasis, con el que solicita que le traslade de forma inmediata de La Roca a la Cárcel N° 4, en Quito.
Terán sostiene que en la cárcel La Roca es víctima de torturas. “Estoy en una celda donde por la luz que tiene ese lugar no puedo escribir, peor leer, por ello se anula toda posibilidad de mi defensa”.
El que fuera presidente del Consejo de la Judicatura explicó también al juez cómo es el régimen al interior del presidio. Contó que a las 06:00 se encienden las luces y hace ejercicios de estiramiento dentro de su celda. A las 06:15 se ocupa de su aseo personal y limpieza de la celda. A las 07:00 se pasa lista y debe formar. A las 08:00 desayuna. A las 09:00 se inician las actividades en los pabellones y a las 12:00 recibe el almuerzo en la celda. Por la tarde vuelve a las actividades en los pabellones hasta las 18:00, cuando merienda. A las 18:30 se pasa la lista y a las 20:00 se apagan las luces.
Terán y otras 51 personas son procesadas por el caso Metástasis, una investigación por delincuencia organizada. La Fiscalía lo ha vinculado con la «empresa criminal» liderada por el narcotraficante Leandro Norero, pues él quiso recuperar la libertad de su familia a través del pago de sobornos a jueces de la Sala de la Familia, Niñez y Adolescencia de la Corte Nacional, donde Terán era magistrado.
Fuente: Expreso