Daniel Noboa es el presidente más joven de la historia del Ecuador y su gabinete ministerial se ha conformado con rostros relativamente nuevos. Sin embargo, algunas viejas prácticas en el ejercicio de la política han develado que no siempre la juventud viene acompañada de capacidad para gobernar.

En Decisiones con Jorge Ortiz, la exasesora jurídica de la Presidencia, Karen Sichel, consideró que en Ecuador no se ha materializado un relevo generacional en la política, sino en las formas del ejercicio de poder.

Esto -añadió- se evidencia en las prácticas que están en marcha en el Ejecutivo, como la confrontación con otros poderes del Estado y los «pactos» debajo de la mesa, con organizaciones y partidos cuestionados.

Sichel aclaró que la juventud como tal no representa una virtud, y por ello el hecho de que gran parte de los gobernantes sean jóvenes no garantiza que el país está en el camino correcto. A su criterio, lo fundamental es la ética en los políticos, que debería ser un valor que acompañe su gestión. «El momento en que un político se vuelve valioso es el momento en que entiende el peso que significa la política; necesitamos que entiendan que esto es un servicio», añadió.

Sichel también cuestionó la forma de comunicar del Gobierno, ya que no se ha hecho un esfuerzo verdadero para poner en el debate temas importantes para el país, sino que se ha «banalizado» la forma de transmitir los mensajes.

La periodista Janet Hinostroza compartió el criterio de Sichel y agregó que el área de la comunicación ha sido una debilidad en el gobierno de Noboa y de sus predecesores, como Guillermo Lasso y Lenín Moreno. Sostuvo que lo contrario sucedía durante el régimen de Rafael Correa, donde la comunicación era uno de los pilares de la gestión, aunque esta haya sido destinada a crear un Estado de propaganda.

Los tropiezos que han tenido los voceros del Gobierno, como el viceministro de Gobierno, Esteban Torres, o Diana Jácome, asesora presidencial, dan cuenta de que no existe una estrategia clara detrás para posicionar un mensaje que despeje dudas y que no enfrente al Ejecutivo con los otros poderes del Estado ni los distintos sectores de la sociedad.

Para Hinostroza, el cambio generacional en los gobernantes de turno hay que verlo de forma positiva, pues la experiencia -en muchos casos- significó un «perfeccionamiento de la maña». No obstante, precisó que esto se constituye en un gran reto para los jóvenes, que deben dejar de lado viejas prácticas y, sobre todo, cambiar los mandos medios de las instituciones estatales, que -a decir de Hinostroza- están «podridos» por la corrupción.

Andrés Isch, exministro del Trabajo, señaló que en Ecuador sí se ha dado un cambio generacional, pues salvo algunos nombres como los de Jaime Nebot o Rafael Correa, la mayor parte de políticos en el país son rostros nuevos. Sin embargo, reconoció que esto no ha venido acompañado de un relevo de ideas para proponer un proyecto de país distinto y esto se debe -en parte- al sistema.

Alertó que esto genera desilusión en gente proba y honesta que podría ocupar cargos de poder y esto deja espacio a que quienes buscan beneficios particulares lleguen a esos espacios. Asimismo, Isch enfatizó en que un cambio de edades en los gobernantes no es un tema relevante, sino el ejercicio del poder, enmarcado en la honestidad, la integridad y en ofrecer las soluciones que la ciudadanía espera.

Stephanie Macías, politóloga, insistió en la importancia de contar con una estrategia clara y definida para posicionar los mensajes del Gobierno, que, además de las redes sociales y las nuevas formas de comunicar, deben enfocarse en mantener la cercanía con la población. Esto, acotó, se evidenció en los resultados de la consulta popular, donde en 2 de las 11 preguntas se impuso el rechazo, en parte, gracias a la gestión «puerta a puerta» de las organizaciones sociales que promovían la negativa.

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