Rosero recordó que el problema de la falta de combustible no empezó el 16 de diciembre, pues a inicios de octubre ya se registraron problemas con el abastecimiento de diésel en la estación del Beaterio, con una demora de 6 horas en el despacho. En aquella ocasión, eso provocó que la mayoría de tanqueros que hacen dos viajes no alcancen a concretar el segundo, ocasionando a su vez retrasos en el abastecimiento a ciertas estaciones del norte del país.
Lo mismo ocurrió en Santo Domingo de los Tsáchilas, pero en esa provincia el problema se prolongó por 15 días, obligando a los distribuidores a abastecerse en ciudades como Guayaquil o Pascuales, pagando fletes de hasta USD 0,10 por galón de combustible. Rosero recordó que, al tener los distribuidores congelado el margen de ganancia de USD 0,02, «todas esas ventas fueron a pérdida».
En Riobamba ocurre algo similar. Por más de dos meses no se pueden abastecer de combustible en su propio terminal, sino que deben hacerlo en Quito, lamentó Rosero. En Cuenca, a inicios de noviembre, también hubo escasez de combustible durante una semana, a su criterio, por una decisión «valiente» de no ir a abastecerse en Pascuales, por el costo que esto representa.
En este sentido, Rosero cuestionó los «escuetos» comunicados de Petroecuador donde se informan «verdades a medias». El problema registrado en Quito no ha tenido una explicación convincente, añadió el presidente de la Camddepe, y eso aumenta la preocupación de que el desabastecimiento pueda agudizarse.
A su criterio, es indispensable que se abra la posibilidad de que el sector privado intervenga con inversión en el sector petrolero, pues la gestión de Petroecuador es deficiente en el momento que atraviesa el país. «En cuanto a la escasez de Extra no hay una explicación por parte de Petroecuador», acotó, al tiempo que dijo que se sospecha de un posible déficit de producción de la Refinería de Esmeraldas.
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