En 2012, el país implementó un sistema de acceso meritocrático a la universidad. Lo hizo a través del Examen Nacional para la Educación Superior (ENES). Desde entonces hasta la actualidad, 180.000 jóvenes que aprobaron el ENES no aceptaron su cupo en una universidad pública.
Así lo informó René Ramírez, titular saliente de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt). Una de las razones para que los bachilleres no opten por ingresar, a pesar de que se ganaron ese espacio, son sus expectativas. Según Ramírez, existen dificultades en cuanto a la orientación vocacional de los alumnos.
Del 100% de estudiantes que postulan, el 70% se inscriben en cinco opciones de diferentes áreas de conocimiento. Por ejemplo: cada uno escoge como primera opción medicina; como segunda, periodismo; y tercera, una ingeniería. “Lo único que hacemos es distribuir los cupos en función de los espacios que cada universidad determina y el mérito del alumno”, indicó el funcionario.
Él agregó que el problema radica en que el alumno, a pesar de que libremente colocó su segunda opción de carrera, al momento de aceptar ese cupo se da cuenta de que no le gusta esa profesión. A los 180.000 estudiantes que no aceptaron su asignación se suman 148.000 cupos que las universidades ofertaron, pero que no fueron demandados por los postulantes.
El 16% de estos cupos corresponde a Ingeniería, Industria y Construcción; el 15% a Ciencias Sociales, Periodismo e Información; 10,45% a Agricultura, Silvicultura, Pesca y Veterinaria; 10,25% a Matemáticas y Estadística; y el 4% a Artes y Humanidades.