De acuerdo con el último censo presentado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la población ecuatoriana se redujo del 7.2% al 4.8%. En NotiMundo Estelar, Yasmín Salazar, investigadora del Departamento de Economía de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), consideró que esta cifra “desapareció y silenció” a un sector de la población que de por sí ya es “vulnerable”, y que ahora se verá abocada a tener menos recursos para proyectos de inversión pública.

Foto: INEC

En el censo de 2010 el número de personas afroecuatorianas fue de 1.041.559 (7.2% de la población). Tras el estudio de 2022, es decir, 22 años después, esta cifra se redujo a 814.468 (4.8% de la población).

Para Salazar, el censo habría excluido alrededor de 600 mil personas. Criticó además la justificación del director del INEC, Roberto Castillo, a este resultado.

“Decían que las personas afroecuatorianas no estamos organizadas, y que esto ocasiona que tengamos poca auto identificación de la etnia. La segunda causa es que no quieren reconocerse como tal, y declararon ser mestizas. Todo esto es poco convincente e irresponsable”, declaró.

¿Qué consecuencias podrían tener?

Aclaró que los resultados de un censo permiten planificar la política pública, saber cuántas personas requieren de educación o salud, conocer las condiciones en las que viven, y por ende las necesidad de inversiones.

Con esto, y sumado a la situación de inseguridad y violencia a la que están expuestos los jóvenes en Esmeraldas, mencionó que los proyectos que se realicen pueden ser ineficientes, no por estar mal diseñados, sino porque la realidad es imprecisa.

Por último realizó dos pedidos al INEC; dar disculpas públicas y una aceptación explícita de que el conteo fue fallido, y realizar una auditoría para evaluar la posibilidad de hacer de nuevo el estudio.

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