Cuando se cumplieron 100 días del sismo, la entonces ministra de Salud, Margarita Guevara, en el gobierno de Rafael Correa, anunció que la obra arrancaría ese año. La obra no empezó en el 2016, tampoco en el 2017 y, aunque consta en los planes del 2018, la actual ministra, Verónica Espinosa, no aceptó tratar el tema en una entrevista pedida por este Diario desde hace un mes.
Los manabitas, usuarios y veedores, reclaman. “Hasta dos, tres horas esperando en Emergencia”, dice Carmen Burgos, de 34 años, y cuyos familiares sufren del corazón, al referirse al hospital Verdi Cevallos, de Portoviejo, en repotenciación.
En Pedernales hay pacientes que reciben atención en unidades móviles, carpas o contenedores. Rodolfo Ochoa, de 43 años, llevó a su niño a un centro donde le dieron primeros auxilios, pero por la gravedad lo trasladaron a Santo Domingo. “A nosotros no se nos destruyó un barrio, fue una ciudad entera”, dice Gabriel Alcívar, alcalde de Pedernales.
Veedores de la reconstrucción como Ignacio Navia y Horacio Bellettini cuestionan el manejo de los fondos para la reconstrucción. “Ha habido poca celeridad en el manejo de los recursos y las obras que sí se han ejecutado no son las más necesarias”, evalúa Bellettini, vicepresidente de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones de la Sociedad Civil.
De los $ 3.002 millones contemplados para la atención de las provincias afectadas por el terremoto hasta el 2020, el 28,5% de recursos ($ 858,7 millones) corresponde a obras finalizadas o entregadas.
El 70,9% ($ 2.093,8 millones) se divide entre fondos para obras en ejecución ($ 1.123 millones) y proyectos en planificación ($ 970,7 millones).