El primer año de Gobierno de Lenín Moreno estuvo marcado por tres grandes ejes políticos: el diálogo nacional, la lucha contra la corrupción y la consulta popular y referendo como vía para rescatar la institucionalidad en el país. Esos tres temas medulares significaron que el movimiento Alianza País (AP) entrara en crisis y el ala afín al expresidente Rafael Correa decida separarse.
Esto, a su vez, derivó en cambios de ministros en el Gabinete y en el rompimiento del bloque legislativo, de los 74 asambleístas 45 se quedaron en el oficialismo. Para el director de Consultores Políticos Independientes (CPI), Oswaldo Moreno, la línea política pasó de un “socialismo radical” a un “socialismo light”, que se basó en la búsqueda de una reconciliación con los opositores, empresarios, indígenas, medios, entre otros grupos sociales.
El 20 de junio decretó el Diálogo Social Nacional con siete mesas para lograr acuerdos: plurinacional, sectores sociales, comunicación, educación, agraria, el Frente de Lucha Contra la Corrupción y el Consejo Consultivo Productivo y Tributario. Para la consultora política, Patricia de la Torre, el diálogo resultó para Moreno la oportunidad para aliarse con sectores a los que el anterior gobierno enfrentó. Eso ayudó a dar un viraje en su modelo.
“Él se abre en el diálogo para perseguir un fin neoliberal, que es opuesto al ideario de Alianza País”. Una evidencia puede ser el nombramiento de Richard Martínez en Finanzas. Como resultado del diálogo, surge el proyecto de reforma a la Ley de Comunicación que plantea la eliminación de la Superintendencia de Comunicación, la figura del linchamiento mediático y la parte punitiva.