Quienes apoyan el Sí le apuestan a una administración nueva y más tolerante, pero los que hicieron campaña por el No se afianzarán en el poder para defender lo actuado.
El alcalde cuestionado José Bolívar ‘El Chato’ Castillo acudió temprano a sufragar en la mesa 6 de la escuela Eliseo Álvarez. Se estacionó frente al recinto, subió al segundo piso y en la mesa 6 ejerció su derecho. Al salir no habló del proceso que cuestionó desde un inicio y esperará que sean los ciudadanos los que decidan su suerte. “Hoy no me voy a pronunciar, el pueblo lo va a hacer”, sentenció.
Más tarde, a las 11:20, llegó el proponente de la revocatoria, Segundo Armijos, a votar en la mesa 4 del colegio Adolfo Balarezo. Desde que le entregaron la papeleta rectangular de color rosado se mostró optimista. Ingresó al aula, la rayó y la depositó en la urna. Para él no existe la posibilidad de perder la iniciativa que impulsó como un vocero de la ciudadanía. “Tengo la certeza que así va a ser porque he conversado con muchos ciudadanos y apoyan mi iniciativa”, aseveró tras salir del recinto.
De revocarse el mandato a Castillo, quien quedaría en su lugar sería la actual vicealcaldesa Piedad Pineda, quien tras consignar su voto en la Unidad Educativa del Milenio, Bernardo Valdivieso, fue cauta en sus pronunciamientos y recordó que llamarle “alcaldesa” es muy prematuro. Más aún cuando los resultados son apelables ante las autoridades electorales correspondientes.