La agencia de noticias estatal saudí, SPA, informó de que la mitad de esa ayuda, USD 500 millones, será depositada en el Banco Central de Sudán «para fortalecer su posición financiera y aliviar las presiones sobre la libra sudanesa, con el fin de lograr una mayor estabilidad del tipo de cambio». Los otros USD 500 millones se destinarán a «cubrir las necesidades urgentes de los hermanos sudaneses de alimentos, medicamentos y derivados del petróleo», agregó la agencia.
Asimismo, señaló que los dos países árabes «sienten su deber hacia el pueblo hermano sudanés, en el marco de la cooperación constructiva y el apoyo a la República hermana de Sudán».
Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos se sitúan en la órbita contraria a Al Bashir, que era más cercano a Turquía y Catar, países enemigos de esas dos monarquías árabes del golfo Pérsico.
Turquía había aumentado sus relaciones políticas y comerciales con Jartum desde la visita, en diciembre de 2017, del presidente Recep Tayyip Erdogan, el primer jefe de Estado turco que acudió a Sudán desde la independencia del país africano en 1956.
Al Bashir era de una tendencia islamista similar a la de los gobernantes de Turquía y Catar, y recientemente había visitado en Damasco al presidente sirio, Bachar al Asad, otro enemigo declarado de Riad y del eje suní integrado por los aliados del reino, entre ellos Egipto y Jordania.
La junta militar que ahora gobierna Sudán ha anunciado que revisará las relaciones exteriores porque eran poco «claras» bajo el mandato del mandatario depuesto.
Fuente: El Comercio – Nota Original: LINK