Jorge Rodríguez, quien fuera presidente de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), presentó su renuncia a esta institución a través de una carta dirigida a Mesías Tatamuez, titular del Frente Unitario de Trabajadores (FUT).
“Reciba usted y por su intermedio, quienes conforman el Frente Unitario de Trabajadores, mi renuncia irrevocable, a la Comisión Nacional Anticorrupción, organización ciudadana creada el 30 de mayo del 2015 en la ciudad de Riobamba, en la V Convención del Colectivo Unitario Nacional de Trabajadores, Indígenas y Organizaciones Populares del Ecuador”, reza el documento.
En la carta, Rodríguez esbozó las razones de su renuncia, apuntando que no existe en este momento histórico la «coyuntura para lograr que la ética pública, sea la principal característica que nos permita avanzar en la guerra en contra de la impunidad”.
El expresidente de la organización recordó que en mayo pasado la CNA cumplió cuatro años de gestión, período en el que actuaron acorde al mandato constitucional de fiscalizar los actos del poder público.
En ese tiempo, apuntó Rodríguez, se presentaron 17 denuncias «sobre el festín contractual de los últimos 12 años, tanto a la fiscalía como a otros órganos de control, sin que, hasta la fecha, hayan pasado de la etapa de investigación previa».
Esta situación, a criterio de Rodríguez, crea una percepción ciudadana de que «la arbitrariedad tiene más fuerza que su trabajo, en donde hemos puesto plata y persona, sin aceptar que grupos económicos o políticos, toquen nuestras puertas en el afán de obtener su impunidad”, manifestó el activista. Subrayó que avergüenza la comodidad o la indolencia y apuntó que «lastimosamente ha constatado que, cambiada la mayor parte de cabezas en los organismos de control, los cuerpos siguen exactamente igual».
Rodríguez también criticó al Gobierno del presidente Lenín Moreno, aduciendo que la llamada «cirugía mayor a la corrupción resultó un chiste de mal gusto, que repiten para ocultar una inacción manifiesta».
Incluso, señaló que bajo esa cirugía se disimula el reparto de la cosa pública, «asignando puestos y hasta contratos, a todos quienes aceptan el cambio de bando o el mudo y cómplice apoyo a su estabilidad».
Fuente: El Comercio – Nota Original: LINK