Esas son las 3 condiciones que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) determina para catalogar a las personas como alfabetas o analfabetas digitales.
En ese grupo está Lourdes Bejarano, de 71 años, quien pese a que sus hijos le proveen de un smartphone, no está dispuesta a aprender cómo usarlo. Es de las personas que prefieren guardar papeles con números telefónicos y direcciones.
Su comunicación es verbal o a través de teléfono fijo. Solo usa la tecnología cuando su hija Fernanda le ayuda a conectarse, a través de Facebook, para que pueda conversar con su hermana que vive en Estados Unidos.
Para Marco Santórum, investigador en sistemas de información de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), la tecnología es un medio que permite acercarnos en la comunicación, un instrumento para agilizar los procesos y reducir costos.
Sin embargo, recalca que las tecnologías no están disponibles para toda la población y es ahí donde se genera una nueva brecha social.
Fuente: El Telégrafo, nota original: LINK