Este ejemplar se diferencia de otros similares por la combinación de sus colores, por la transparencia de su peritoneo y pericardio y por su canto, que es similar al de un grillo.
Juan Manuel Guayasamín, profesor investigador de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y coautor del estudio que describió esta nueva especie, explica que fue muy difícil dar con ella. Primero porque al escuchar su canto los investigadores pensaron que se trataba de un grillo y segundo porque las Hyalinobatrachium adespinosai se encuentran a grandes alturas de los bosques, entre cinco y seis metros.
Su nombre está dedicado a Adela Espinosa, una amiga de Guayasamín quien, junto con su esposo, compró unas tierras para conservación a las que invitó a los investigadores. La Hyalinobatrachium adespinosai fue descubierta en medio de unos inventarios.
Ecuador cuenta con al menos 60 especies de rana de cristal. «Muchas de estas especies tienen rangos de distribución bien chiquitos. Normalmente están bien amenazadas, porque cuando se estudia ese hábitat se estudia todo el lugar donde estas especies pueden sobrevivir«.
La zona en la que se encontró a la Hyalinobatrachium adespinosai es «complicada», asegura el investigador. Si bien en ella «hay bosque, también justo por ahí en el río Topo hay una hidroeléctrica, entonces hay algunas actividades que pueden estar influenciando negativamente en estas especies».
Fuente: El Comercio – Nota Original: LINK