«Espeluznante». Con ese término calificó el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, al caso de la paciente de covid-19 que el jueves 23 de abril recobró la conciencia en una casa de salud pública de Ecuador, casi un mes después de que sus familiares recibieran las cenizas de una persona, tras haberla dado por muerta en el Hospital Guayaquil del Suburbio.
«Me he comunicado con las autoridades del hospital», dijo el ministro Zevallos, la mañana de este sábado 25 de abril de 2020, en rueda de prensa virtual, interrogado por el caso reportado por EL COMERCIO.
«Sé que es una señora que tenía una discapacidad. No tengo ningún otro detalle. Prefiero enterarme completamente antes de dar una opinión. Pero estaremos dando información», aseguró el titular de la Cartera de Salud ecuatoriana. «Ellos (en el hospital) están trabajando en el asunto».
Los Morla Maruri se enteraron el viernes de que Alba seguía viva
Una ambulancia llegó pasado el mediodía de este viernes 24 de abril de 2020 a la casa de los Morla Maruri, en el centrosur de Guayaquil. Un trabajador social, un médico y un psiquiatra descendieron para explicar en los mejores términos la noticia e informar de un supuesto error. Alba Maruri Granda, de 74 años, dada por muerta el pasado 27 de marzo en el Hospital Guayaquil, en el Suburbio, había recobrado la conciencia y pedía a su hermana que la fueran a recoger.
La familia había pasado casi un mes con las cenizas de otra persona, en espera de darle sepultura cuando pasara la emergencia sanitaria por covid-19 en Ecuador. Y ahora desconocen a quién corresponden los restos mortales que guardan en el cuarto de Alba. La paciente recuperada había estado inconsciente durante tres semanas, confundieron sus nombres, la dieron por muerta y su familia cremó a otra persona.
El jueves 23 de abril la señorita Alba Maruri recuperó el conocimiento en el hospital, les dijo a los doctores su nombre y proporcionó el número de teléfono de su casa para que su hermana fuera a recogerla.
Aura Maruri, hermana de la paciente recuperada, aún no lo cree. Espera este sábado poder ir a visitarla -este viernes no pudo por el toque de queda- y constatar su estado de salud. “Feliz con la noticia. Mi hermana ya está en una habitación, en espera del alta. ¡Es un milagro! Ya iba a cumplir un mes de muerta, se puede imaginar y yo he tenido las cenizas de otra persona”, dijo a este Diario vía telefónica Aura, quien habla también del dolor que le provocó la supuesta muerte de su hermana: “Póngase que nosotros hubiéramos sufrido del corazón”. La mujer ahora recuperada presentó fiebre de 42 grados y dificultad para respirar la mañana del viernes 27 de marzo. Fue trasladada a un dispensario donde la remitieron al hospital ante la necesidad de proporcionarle oxígeno.
Sobre las 20:30 de ese mismo 27 de marzo le informaron a su familia sobre su muerte. Y ocho días después cremaron el cuerpo. La familia ahora busca reclamar al hospital el costo de la cremación -los servicios exequiales, más costos extras por la emergencia-, un valor que ascienden a USD 2 000.
“El equipo del Hospital ha venido a pedir disculpas, nos dijeron que fue un error de ellos, que entendamos por lo que estaban pasando, era un caos en ese momento con tantos muerto y contagiados”, indicó Laura Morla, sobrina de la paciente recuperada. Guayaquil, capital de la provincia del Guayas, es el foco epidemiológico de la pandemia de coronavirus en Ecuador con 8 000 defunciones irregulares y decenas de cuerpos desaparecidos.
“Aún no saben de quién son las cenizas que están en casa, pero mi tía, a pesar de todo, está bien de salud”, dijo Juan Carlos Ramírez, otro familiar. “Es un milagro dentro de tanto fallecido, nosotros ya habíamos perdido cuatro familiares, pero nos devolvieron a una”.
Alba Maruri Granda cumplió 74 años el pasado 10 de abril cuando toda su familia la daba por muerta y estaba sola e inconsciente en una cama de hospital. Las llamadas de congratulación han llegado este viernes hasta de Miami (EE.UU.). Aún se desconoce cuándo la paciente podrá regresar a casa. Su familia tendrá que buscar otro sitio para las cenizas y Alba encontrará un nuevo colchón en su cuarto, pues el viejo fue desechado.
Fuente: El Comercio – Nota Original: aquí