Una fila de aproximadamente 80 personas se formó la mañana de este miércoles 22 de julio del 2020 en las afueras de la Facultad de Medicina de la Universidad Central del Ecuador y el Centro de Convenciones Eugenio Espejo, ubicados en la calle Sodiro del barrio El Dorado, en el centro de Quito.
Los ciudadanos vestían ropa abrigada para aguantar el frío y la llovizna que cayó en horas de la madrugada. Se ubicaron a dos metros de distancia y la columna llegó hasta la entrada de la Facultad.
Esperaban para hacerse las pruebas de detección de covid-19 de tipo PCR, cuantitativas y cualitativas que realizan los profesionales del laboratorio UEESBiolab, de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo de Guayaquil; la iniciativa cuenta con el apoyo del Banco del Pichincha.
Ellos atienden a la ciudadanía desde el 5 de julio y se quedarán hasta el sábado 25. Algunas personas tosían mientras esperaban su turno.
Se arrimaban sobre las mallas y sentían malestar. Les dolía la cabeza, tenían ardor en la garganta y esperaban con impaciencia ser atendidos para despejar sus dudas si tenían la enfermedad.
Algunos señalaron que sus vecinos y familiares contrajeron coronavirus y por eso necesitaban realizarse los exámenes con urgencia.
“Vine a las 08:00 desde Chaguarquingo (sur). Me duele la cabeza y de a poco comienzo a perder el aire”, contó una mujer cuyas hermanas se enfermaron y luego recibieron el alta tras recuperarse. “Una vecina tuvo el mismo problema”.
Un hombre llegó desde Cotocollao, en el norte de Quito, una de las zonas con mayor número de contagios. Ante esa situación, él decidió hacerse las pruebas y estar prevenido.
También para aprovechar los bajos costos. Francisco Román, encargado de la brigada de UEESBiolab, manifestó que las pruebas PCR cuestan USD 50, las cuantitativas 30 y las rápidas a 5 dólares.
Hasta el momento se han realizado alrededor de 7 000 y un 75% de ellas han resultado positivas. La atención se realiza desde las 08:00 hasta las 14:00. 25 técnicos atienden al público en cuatro carpas y también cuentan con un vehículo.
“También colaboramos en la península de Santa Elena. En Samborondón ayudamos a 2500 personas. La gente en Quito ha sido muy amable”, manifestó Román.
Lleva 120 días sin ver a su familia, pero la satisfacción de ayudar a la gente compensa el sacrificio, acotó el técnico. Hoy temprano también acudió personal de instituciones públicas.
Por ejemplo, tres funcionarias del Ministerio de Trabajo estuvieron allí por precaución. Contaron que algunos compañeros se contagiaron y lo mejor es prevenir aunque no tienen síntomas.
También se encontraba una enfermera de un centro asistencial público. Presentaba dolor de cabeza y del cuerpo. “He tratado pacientes de coronavirus. Posiblemente me enfermé mientras laboraba”.
Para tranquilizar a sus familiares, ella les dijo que todo va a salir bien y que se protejan; siempre deben utilizar mascarilla. Otra mujer llegó desde el barrio El Rocío de Guamaní (sur).
Se enfermó de covid-19 y estuvo en cuarentena durante 20 días y se recuperó; sin embargo, hoy se hizo la prueba nuevamente para comprobar que se recuperó completamente.
Para reforzar su sistema inmunológico, ella dice que se alimentó con frutas y ensaladas con verduras. Sus hijos -añadió – no contrajeron el virus.
“Mi carga viral fue baja y no me afectó mucho”. Ella trabaja en la lavandería de un hospital público y está segura que se enfermó mientras laboraba.
Fuente: El Comercio – Nota Original : LINK