Al momento, se han desarrollado 15 talleres para la ciudadanía en todas las administraciones zonales y también se han definido cinco objetivos estratégicos, ocho políticas y quince programas para la vida, paz y seguridad, que respondan a las necesidades identificadas para reducir los índices de criminalidad.
Andrade precisó que para el plan se han tomado en cuenta indicadores de la delincuencia común, como el robo a personas y vehículos, así como datos de convivencia ciudadana, sobre presencia de libadores y escándalos en la vía pública. Además, se han incluido indicadores relacionados con la delincuencia organizada, como la cantidad de droga incautada, donde se evidenció que el 37% de lo decomisado estaba destinado para consumo interno.
Parte de los objetivos definidos en el plan está la función que cumplen los sistemas de videovigilancia, que en la actualidad «están destinados a filmar lo que sucede, pero no tienen un enfoque preventivo y disuasivo». «Hemos encontrado una dispersión de tecnología, con alarmas y botones de pánico que no han tenido el efecto deseado», apuntó. Por ello una de las primeras acciones será integrar y modernizar los sistemas tecnológicos.
Asimismo, aseguró que el documento que está preparándose pretende ser una guía vigente hasta 2027, para que además fortalezca el trabajo coordinado entre las instituciones y la ciudadanía. Otro de los objetivos es el fortalecimiento de la organización comunitaria, con el aumento de presencia de los comités de seguridad ciudadana, así como el fortalecimiento de la policía comunitaria.
Las estrategias se podrán implementar, una vez que sean conocidas y aprobadas por el Concejo Metropolitano.
