Respecto del subsidio a los combustibles, García señaló que el Estado tiene un rol social con enfoque productivo, por lo que la utilidad queda en segundo plano. «El objetivo va a ser que la gente se transporte, produzca, pero en el fondo se trata de competitividad», explicó.
Para García, el objetivo del Estado debe ser la competitividad a largo plazo, para lo que se requiere una política de precios de los hidrocarburos para lograrlo. Si lo que se busca es atracción de inversiones, se requiere ser competitivos, dijo el experto, por lo que las medidas que se tomen deben apuntar a ello.
En este sentido, precisó que para lograrlo se debe rediseñar la forma del subsidio a los segmentos menos favorecidos para mitigar los impactos y para garantizar la competitividad se requieren algunos pasos. Primero, sostuvo, se requiere una inversión en las refinerías para garantizar su adecuada operación, lo que a su vez debe generar que los costos sean menores a lo importado.
Asimismo, consideró que es indispensable identificar si todos los sectores están «remando en la misma dirección» para sacar adelante a la refinería, caso contrario, se deben correr pruebas de confianza e integridad para depurar a los malos funcionarios. A criterio de García, se debe manejar un sistema de compensaciones, primordialmente, para los sectores menos favorecidos.
Indicó que el subsidio debe ser para quienes más lo necesitan con transferencias directas. Con esto se previene el impacto sobre la demanda, es decir, no se incrementarían los costos en sectores como el transporte. «Es preferible compensar a la base social que a los sectores intermedios del sector productivo», apuntó.
Finalmente, expresó la necesidad de que se construya una agenda hidrocarburífera, integrando el consejo ciudadano intersectorial.
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