La pasividad de las autoridades de turno derivó en un recrudecimiento de la crisis energética. Así lo señaló el experto José Alvear, que, sin dejar de reconocer que este fue un problema heredado, el actual Gobierno pudo haber tomado decisiones para evitar llegar al punto en el que hoy está el país: con apagones de hasta 10 horas y con la represa de Mazar al borde del colapso.
La falta de previsión ocasionó que en la actualidad el Ecuador dependa 100% de que aumenten las lluvias para que así se incremente el caudal de los ríos. La renuncia del ministro de Energía, Antonio Goncalves, y del viceministro de Electricidad, Rafael Quintero, da cuenta de que «no se ha podido conseguir el objetivo», acotó Alvear.
A su criterio, lo indispensable era que se hable con la verdad sobre la situación energética y se tomen acciones inmediatas con una hoja de ruta adecuada y la adquisición de generadores eléctricos. Ahora, existe el riesgo de los horarios de cortes de luz se extiendan hasta 24 horas, no a nivel nacional, sino repartidas en ciertas zonas del país, aclaró.
Al momento, el déficit de energía eléctrica ya no es de 1.080 megavatios como se dijo al inicio del Gobierno, sino de 2.000 MW. «Lo que hace el Gobierno es decirle a la gente sálvese quien pueda», lamentó.
Explicó que las compras que se han hecho desde la actual administración gubernamental llegarían al país en marzo de 2025, lo que servirá para el estiaje de ese año, sin embargo, insistió en que este 2024 «ya no se puede hacer mucho«. Lo que no se puede aceptar, dijo Alvear, es que se utilicen distractores con cálculos políticos.
«La única salida para acortar los tiempos de esta crisis se llama empresa privada», manifestó Alvear, e insistió en la necesidad de que se abran los mercados y que se permita al sector privado entre a vender directamente.
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