Arias recordó que para hablar sobre esta problemática se deben usar los términos adecuados, que son «incidente» y «siniestro», pues los accidentes son algo que no se puede evitar. Sin embargo, las tragedias que se registran en las vías pudieron, en gran medida, tener un desenlace distinto.
Si estos hechos se registran, usualmente, en los mismos sitios, como es el caso de la Av. Simón Bolívar, en Quito, Arias consideró que es fundamental que se ejecuten acciones inmediatas para prevenirlos. A su criterio, se está haciendo una mala administración de la seguridad vía.
El experto recordó que en los países en vías de desarrollo el tema del tránsito está en segundo plano y se lo trata «a la ligera», pues pese a los esfuerzos que se ejecutan, los resultados siguen siendo trágicos.
Explicó que en un siniestro de tránsito convergen tres elementos: la operación humana, el estado del vehículo y el estado de las vías. En el 80 % de ocasiones tiene que ver el lado humano, por lo que consideró indispensable reforzar la educación a los conductores, pero más importante, dijo Arias, es indispensable capacitar en un programa integral a los responsables de emitir las licencias de tránsito.
En cuanto al tema vial, Arias indicó que es necesario tomar en cuenta la velocidad en el diseño de las carreteras, ya que la velocidad de operación nunca debe sobre pasarla. Sin embargo, desde la misma normativa legal se establece, por ejemplo, que la velocidad en vías periféricas debe ser de 90 km/h y no se toma en cuenta la particularidad de cada vía.
Para Arias, este drama que sigue cobrando vidas de conductores, pero también de víctimas colaterales, lo que también representa pérdidas económicas. Los costos de ambulancias y de operación de otros vehículos también son efectos secundarios, que deberían ser abordados por las autoridades de una forma integral para poner un alto a esta problemática que va en aumento cada año.
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