Faltaban 15 minutos para las tres de la tarde de domingo 5 de julio, hace un año ya, cuando el avión de Alitalia aterrizó en el Aeropuerto de Tababela en Quito. FM Mundo estuvo presente para transmitirles ese momento.

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Una vez que descendió del avión, cumplió con los saludos protocolarios y dirigió sus primeras palabras al Ecuador.

Un país emocionado por tan esperada visita se volcó a las calles por donde el Santo Padre circuló. No importó si lo hacía en el papamóvil o en el pequeño vehículo encargado de transportarlo, la gente tenía la esperanza de al menos verlo pasar. Pero Francisco, carismático como es, en varias ocasiones les dio más que un simple vistazo, les saludó, rezó con ellos y les dio su bendición.

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Al día siguiente partió hacia Guayaquil, ciudad que también lo esperaba con ansias.  Allí, el alcalde Jaime Nebot le entregó las llaves de la ciudad.

En el parque Samanes ofició su primera misa campal frente a unas 800 mil personas, que viajaron incluso de países vecinos para escuchar sus palabras.

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Tras varias actividades retornó a la capital para en el Centro Histórico continuar su periplo. Visitó Carondelet y luego la Catedral.

El gran evento en Quito se cumplió la mañana del martes 7 de julio en el Parque Bicentenario. Casi un millón de personas asistió a la misa campal, ni la lluvia torrencial de aquella madrugada pudo con la fe de los feligreses que acamparon en los alrededores para garantizar su presencia en el evento.

César Muñoz/Andes
César Muñoz/Andes

Llegó entonces el día en que Francisco debía despedirse del Ecuador. El miércoles 8 de julio continuaría su viaje a Bolivia, no sin antes visitar el Santuario de El Quinche.

Su último mensaje llegó desde el cielo, a través de un telegrama: “reitero mi gratitud y estima al querido pueblo ecuatoriano, tienen un lugar en el corazón del Papa” escribió, dejando una última dosis de alegría en el pueblo católico que sin duda avivó su fe.