«El Gobierno afgano estaba (en contacto) informado/al tanto del ataque aéreo por fuerzas estadounidenses en el distrito Achin en Nangarhar», indicó en la red social Twitter Shah Hussain Murtazavi, portavoz del presidente afgano, Ashraf Gani.
El bombardeo con la GBU-43, un proyectil de 10 toneladas que mata con una onda de presión aérea, fue ejecutado hoy a las 19.32, hora local (15.02 GMT), en el distrito de Achin, en la provincia oriental de Nangarhar con la aprobación del presidente estadounidense, Donald Trump.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, indicó que el objetivo era acabar con un «sistema de túneles y cuevas» del EI en Afganistán que «les permitía moverse con libertad y atacar con más facilidad a los asesores (militares) estadounidenses y las fuerzas afganas».
La oficina de la Presidencia afgana señaló en un comunicado que el ataque aéreo fue «diseñado para apoyar los esfuerzos de las fuerzas de seguridad afganas y las fuerzas estadounidenses así como para minimizar el riesgo» para los efectivos de ambos cuerpos involucrados en operaciones en la zona.
«Se tomaron precauciones para evitar víctimas civiles. La evaluación de las bajas al EI está en proceso», indicó la Presidencia afgana.
Por su parte, el despacho del gobernador de Nangarhar confirmó que «miembros clave» del grupo yihadista en el país han sido abatidos y que el refugio de los terroristas en este área ha sido «destruido», aunque no pudo precisar detalles.
El distrito de Achin, bombardeado con la denominada «madre de todas las bombas», constituía un «importante refugio» para los combatientes del EI en Afganistán y «un gran número de miembros clave del EI» han muerto en la operación de las fuerzas armadas estadounidenses, informó a Efe Attaullah Khogyanai, el portavoz del gobernador de Nangarhar.
El ataque tuvo lugar en el área de Asad-Khil, en el distrito de Achin, que se encuentra en el este del país asiático y cerca de la frontera con Pakistán.
En una de las primeras voces que se han alzando en contra de la acción militar de Estados Unidos, el expresidente Karzai condenó el ataque aéreo y el uso de este tipo de armamento.
«Vehementemente y en los términos más duros condeno el lanzamiento del último arma, la mayor bomba no nuclear en Afganistán por los Estados Unidos», indicó en Twitter Karzai.
El hombre que dirigió Afganistán entre 2004 y 2014 afirmó que «esto no es la guerra contra el terror, sino el uso equivocado inhumano y más brutal de nuestro país como terreno de pruebas para nuevas y peligrosas armas», señaló.
«Depende de nosotros, los afganos, detener a Estados Unidos», indicó Karzai, que durante la etapa final de su mandato mantuvo discrepancias con la Casa Blanca.
El Gobierno de Afganistán afirmó esta misma semana que el número de insurgentes del EI en el país es inferior a 400 y que el año pasado abatió a unos 2.500 miembros de ese grupo, lo que redujo su presencia a sólo dos de las 34 provincias afganas
También la misión de la OTAN en Afganistán informó la semana pasada de que en los dos últimos años ha reducido a la mitad el número de miembros del grupo terrorista y en más de un 60 % el territorio controlado por el EI en el país.