El vicepresidente Tareck El Aissami dijo en Twitter que «el helicóptero fue localizado en la zona norte costera del estado Vargas, en la comunidad de Osma. Seguimos tras la búsqueda del terrorista».
Según el gobierno, se registraron «ataques armados» contra la sede del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz como parte de una «escalada golpista contra la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y sus instituciones».
Horas antes, el presidente Maduro había emitido una advertencia que retumbó en el país y que para el líder opositor Henrique Capriles se trató de una declaración de guerra.
«Si Venezuela fuera sumida en el caos y la violencia, y fuera destruida la revolución bolivariana, nosotros iríamos al combate […] y lo que no se pudo con los votos, lo haríamos con las armas», dijo el mandatario ante sus seguidores este martes.
Hay pocas cosas claras sobre el ataque: si se trató de un intento para derrocar al gobierno de Maduro, falló de manera espectacular.
Nadie resultó herido y una de las granadas no explotó, según funcionarios del gobierno.
No se sabe aún como un helicóptero rebelde de la policía pudo haber sobrevolado edificios de tan alto perfil en la capital de Venezuela sin haber recibido disparos; testigos y periodistas locales han dicho que el ataque se prolongó por cerca de dos horas.