Olas de calor más habituales y duraderas, agravamiento de enfermedades circulatorias y respiratorias, mayor sufrimiento de pueblos indígenas y aumento de afectaciones por tormentas, huracanes tornados e inundaciones son algunas de las consecuencias directas del cambio climático sobre la salud humana.

El Telégrafo - COP25 pretende cambios en la actividad humana para detener el calentamiento global.

Y, si no se toman los correctivos necesarios, el futuro no es nada prometedor. La Organización Panamericana para la Salud (OPS) estima que se registrarán 250.000 muertes adicionales por enfermedades sensibles al clima (estrés por calor, desnutrición, dengue y malaria) desde 2030.

“El cambio climático es la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI”, dice la OPS. La organización internacional señala que se necesitan esfuerzos “concertados” de las autoridades de salud y otras partes interesadas para crear sistemas de salud resilientes al clima que puedan anticipar, preparar, prevenir, responder y recuperarse rápidamente de los riesgos climáticos.

“Son abrumadoras las pruebas acerca de la carga de enfermedad y las muertes derivadas de los riesgos ambientales, efectos que, según está previsto, seguirán aumentando a medida que el clima siga cambiando”, afirma la OPS.

Aunque el cambio climático afecta a todos, están en mayor peligro los grupos poblacionales que son vulnerables tanto en términos sociales como económicos. Por eso, la OPS llama a los Gobiernos del mundo a tener sistemas de salud preparados para reconocer, comprender y ayudar a las sociedades a mitigar los efectos de la emergencia climática.

“El sector de la salud debe dar el ejemplo, es decir, los sistemas de salud deben reducir la emisión de gases de efecto invernadero y ayudar a estimular el cambio en toda la cadena de suministro del sistema”, afirma.

La disminución de las emisiones ayuda a mitigar las repercusiones del cambio climático y mejora la calidad del aire, lo que también beneficia la salud. Más de 7 millones de muertes anuales alrededor del mundo son atribuibles a la contaminación atmosférica.

En la región de las Américas, el 20 % de las ciudades de los países de ingresos altos y el 90 % de las ciudades de las naciones de ingresos bajos y medianos no cumplen con las normas establecidas por la Organización Mundial de la Salud sobre la calidad del aire.

Nota Original: El Universo – LINK