Cuando este lunes el presidente Juan Manuel Santos y el comandante en jefe de la guerrilla de las FARC, Timoleón Jiménez, ‘Timochenko’, firmen la paz en Cartagena, se cerrará una guerra interna de 52 años y el conflicto armado más antiguo de América Latina.

Cancillería

Es por eso que el acto que se realizará esta tarde en la explanada del Centro de Convenciones de la ciudad caribeña tendrá una dimensión latinoamericana y todo el peso de un acontecimiento regional.

Tanto, que estarán presentes 15 mandatarios de la región, entre ellos Rafael Correa (Ecuador), Raúl Castro (Cuba), Michelle Bachelet (Chile),  Nicolás Maduro (Venezuela), Evo Morales (Bolivia) y Enrique Peña Nieto (México). Además del expresidente uruguayo José Mujica.

La paz en Colombia, dice a EL TELÉGRAFO la internacionalista de la Universidad de los Andes, Sandra Borda, puede contribuir a un mayor acercamiento de este país con la región porque disminuirá su dependencia de Estados Unidos, que ha sido el principal donante internacional para financiar el conflicto.

Estrechar sus relaciones con las naciones de la región es uno de los muchos caminos que se le abren a Colombia con la firma de la paz con las FARC.

Los otros son, principalmente, la posibilidad de crecer al menos un punto adicional del PIB cada año, y la capacidad que tendrá el Estado para atender a las comunidades más olvidadas, que son justamente las que están en los territorios que fueron escenario de la guerra.

Según un estudio del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), el conflicto armado interno ha costado $ 137.000 millones en las últimas seis décadas. De estos, el seis por ciento ha sido ayuda militar de Estados Unidos.

De la guerra, a Colombia le han quedado 220.000 muertos, 25.000 desaparecidos y siete millones de desplazados, el 12 por ciento de la población del país.

Y aunque los desafíos de seguridad seguirán siendo altos porque aún quedan alzadas en armas las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL), así como poderosas bandas criminales dedicadas al narcotráfico, Colombia podrá destinar parte de los recursos de la guerra a financiar la paz.

El presupuesto de defensa y seguridad de 2017 será de $ 12.600 millones, un 26% más alto que el de este año. Una nueva labor de la Policía y las fuerzas militares, que quedó estipulada en los acuerdos que firmarán este lunes Santos y ‘Timochenko’, será la de cuidar a las FARC.

Viene la desmovilización

En cinco días más, a partir de hoy, unos 15.000 milicianos y combatientes de esa guerrilla deberán comenzar a concentrarse en 27 puntos del país.

En esos sitios, que contarán con un cinturón de seguridad del Ejército y la Policía, una misión de Naciones Unidas, que contará con personal latinoamericano, verificará el cese definitivo del fuego y recibirá las armas de los desmovilizados.

El desarme deberá concluir en un plazo de seis meses. Es decir, en abril de 2017, cuando los 27 puntos de ubicación dejarán de funcionar.

En el acto de la firma de la paz, en Cartagena, estarán presentes unos 40 mandos de las FARC. Será la primera vez, en medio siglo de guerra, que los jefes de esa guerrilla visitan una ciudad del país sin el anonimato que les ha dado el clandestinaje y, más significativo aún, con la protección de la Policía. La seguridad de los guerrilleros, que dejarán de tener esa condición cuando entreguen las armas, es uno de los temas más sensibles.

Un temor de las FARC es que no se repita la experiencia de la Unión Patriótica, partido político surgido de un fallido proceso de paz con las FARC en los 80 y que fue exterminado por paramilitares y agentes del Estado. 3.186 de sus militantes y dirigentes fueron asesinados. Cientos de guerrilleros desmovilizados formarán parte de los esquemas de seguridad -pagados por el Estado- de los jefes guerrilleros que harán política al concluir su proceso de desarme.

El director del Centro de Pensamiento sobre el Proceso de Paz de la Universidad Nacional, Alejo Vargas, dice que el acto en Cartagena es la formalización de una dura negociación de tres años y nueve meses que concluyó de manera satisfactoria con la decisión de las partes de poner fin a la guerra. “Es una noticia que el país ha estado esperando al menos 30 años, desde que se sentaron por primera vez a dialogar el Gobierno y las FARC. Y la paz tendrá un efecto positivo y profundo en el país. Nos permitirá desarrollarnos mejor, con más equidad, con menos pobreza”.

El desafío de las urnas

Los acuerdos que firmarán Santos y ‘Timochenko’ deberán ser ratificados por los colombianos el 2 de octubre, día en que se realizará un plebiscito con ese propósito. Aunque la mayoría de sondeos anticipan una victoria del ‘Sí’ a los pactos de paz, existe la posibilidad de que se imponga el ‘No’ y de que todo lo conseguido por las partes durante el tiempo de negociación quede en letra muerta.

La campaña por el ‘No’, que tiene en el expresidente Álvaro Uribe y en su partido, el derechista Centro Democrático, a sus principales promotores, busca hacer creer a los colombianos que los acuerdos de paz son “un pacto de impunidad con el terrorismo”. Es un hecho que los jefes de las FARC que confiesen crímenes de guerra y de lesa humanidad recibirán condenas de entre cinco y ocho años de cárcel que no pagarán en una prisión, sino con restricción de movilidad y trabajo comunitario.

Pero hasta la Corte Penal Internacional, que interviene en los países que no castigan los delitos graves cometidos en una guerra, ha señalado que mientras los jefes de las FARC que confiesen delitos sean sentenciados y paguen efectivamente la sanción no se estará haciendo justicia.

El abogado e historiador Ricardo Sánchez Ángel dice que la oposición “férrea e irracional” de Uribe a los acuerdos se fundamenta “en el odio que ha alimentado esta guerra”  y en un proyecto político personal. Dice que la posibilidad de que gane el ‘No’ el próximo domingo “es mínima pero cierta”, y si eso ocurre “se abrirá en Colombia una crisis política de consecuencias imprevisibles”.

Según una encuesta de Polimétrica, divulgada el pasado jueves, el ‘Sí’ ganará con el 54 por ciento de los votos, pero ese porcentaje es ocho puntos menor al que recibía esa opción el mes pasado. El ‘No’, señaló esa firma, recibiría el 34 por ciento de los sufragios. Uribe sostiene que un triunfo del ‘No’ obligaría a renegociar los acuerdos con las FARC, pero esa guerrilla ha sostenido que eso es imposible. “Lo acordado, acordado está, y no hay ninguna posibilidad de que haya renegociación”, dijo el jefe guerrillero Carlos Antonio Lozada, quien fue uno de los negociadores en La Habana, sede de los diálogos.

El politólogo Alejo Vargas considera que uno de los efectos del acto de la firma de la paz que se realizará este lunes puede ser que motive al sector de indecisos que aparecen en los sondeos a optar por la paz y sufragar ‘Sí’ este domingo.

En ese sentido, asegura, la ceremonia puede convertirse en un eficaz acto de campaña. Los colombianos verán algo paradójico: que mientras en el país hay sectores que rechazan los acuerdos de paz con las FARC, la comunidad internacional los respalda de manera muy clara.

Además de los 15 presidentes latinoamericanos que acudirán al acto en la explanada del Centro de Convenciones de Cartagena, estarán presentes la canciller de la Unión Europea, Federica Mogherini; y el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.

También los secretarios generales de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. (I)

Datos

El presidente de Cuba, Raúl Castro, arribó a Cartagena acompañado del historiador de La Habana, Eusebio Leal; el embajador de Cuba en Colombia, José Luis Ponce; e integrantes del grupo de garantes de la isla que atendieron las conversaciones de paz en La Habana.

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, recién tiene previsto viajar hoy y llegaría a Colombia cerca de las 15:00, acompañado por la canciller Susana Malcorra y el secretario de Asuntos Estratégicos de Defensa, Fulvio Pompeo.

Para hoy también se prevé la presencia de los gobernantes de Paraguay, Horacio Cartes, y su homólogo de República Dominicana, Danilo Medina, junto al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, además de otros dignatarios, líderes políticos tanto locales como regionales y directores de organismos multilaterales.

El reconocido pintor y escultor colombiano Fernando Botero entregó el sábado al presidente Juan Manuel Santos una escultura alusiva a la paz para apoyar el acuerdo final entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP).

Entre los puntos del acuerdo se contempla que el partido que surja de las FARC participará en los próximos comicios para tener representación en el Legislativo, y el funcionamiento de 23 zonas y ocho puntos a los cuales arribarán de manera transitoria los guerrilleros mientras se realiza el proceso de abandono de las armas.

Con la presencia de líderes locales del movimiento Alianza PAIS, se realizó en Guayaquil un plantón para celebrar el acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC.

La ceremonia protocolar para suscribir el llamado Acuerdo Final tendrá como testigos a delegados de los países garantes de las ya finalizadas pláticas pacificadoras (Cuba y Noruega) y de los acompañantes (Venezuela y Chile). La ONU supervisará el cese el fuego bilateral y la dejación de las armas o desarme de los insurgentes.