Tener la macroeconomía bajo control no es sinónimo de estabilidad social. Anclados en posturas ideológicas , Sebastián Piñera y Evo Morales cosechaban elogios por haber conjugado crecimiento con reducción de pobreza en sus naciones; Chile y Bolivia, hoy son el centro de atención en América Latina.

Las protestas en ambos países simbolizan la creciente desconfianza con las élites gobernantes. Créditos: ShutterStock

El estallido social de Chile desenmascaró la bronca de la clase media con un gobierno que, pese al equilibrio en sus números, fue incapaz de reducir una desigualdad imposible de disimular: el uno por ciento de la población acumula el 25 por ciento de la riqueza generada en el país.

Y, por otro lado, el descontento en Bolivia comenzó en febrero de 2016, cuando Morales ignoró un referendo que le negó competir por su cuarto mandato. El domingo, cuando el conteo provisorio indicaba que iba a una segunda vuelta con su rival Carlos Mesa porque la diferencia entre ambos no superaba los 10 puntos, el Tribunal Supremo Electoral suspendió el escrutinio sin dar explicaciones. El recuento definitivo se retomó ayer en medio de reclamos de fraude de la oposición y de la preocupación de la OEA, que pide transparencia.

La sensación de que las demandas (económicas, en Chile; institucionales, en Bolivia) son ignoradas aumenta la desconfianza en las elites políticas y, por ende, en la democracia.

No ocurre sólo en los citados países. Basta recordar las revueltas indígenas en Ecuador, la disolución del Congreso en Perú, la caída de Dilma Rousseff que propició la irrupción de Bolsonaro en Brasil o la interminable inflación de Argentina. La región ofrece un panorama de ebullición constante.

La chispa:

  • “Lo de Chile tiene que ver con el profundo descontento de la clase media y media baja que, pese a haber salido de la pobreza, tiene una situación muy precaria, con salarios muy bajos (unos 600 dólares) que no le permiten tener un nivel de vida digno porque los servicios como electricidad, agua o peajes son muy caros y las pensiones son muy bajas. Además, la salud y la educación también son muy costosas, lo que hizo que este sector de clase media y media baja se haya tenido que endeudar mucho para lograr cierto nivel de vida”, explicó Zovatto a CNN.
  • Pocas horas después de que Piñera afirmó que Chile era “un oasis” en la región por “el crecimiento de su economía, la creación de empleos, el aumento de los salarios y el mantenimiento del equilibrio macroeconómico”, su gobierno se convirtió en el primero desde la dictadura de Pinochet en declarar el toque de queda a raíz de las violentas protestas ante el aumento del boleto del Metro de Santiago.
  • El alza del transporte fue apenas la chispa que encendió el polvorín en el que se convirtió un país donde las protestas dejaron hasta el momento 15 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos tras los enfrentamientos con los Carabineros.
  • “Elementos subjetivos como las percepciones de desigualdad y pertenencia pueden afectar la confianza en las instituciones y en la democracia.
  • Puertas afuera, el país trasandino se parece bastante al oasis del que hablaba Piñera. Según enumeró el periodista Daniel Matamala, la economía chilena se considera la más abierta del mundo, tiene el PIB más alto de América del Sur (25.978 dólares) y desde 1990 la pobreza cayó del 38,6 por ciento al 7,8 por ciento. Su democracia es estable y, tras la dictadura, cada presidente electo pudo cumplir su mandato.

Aumentos:

  • Las protestas comenzaron el lunes de la semana pasada y fueron escalando en violencia y en magnitud. El sábado, Piñera decretó el estado de emergencia y decidió suspender el aumento del boleto del metro.
  • Una de las causas del desfase es que las distribuidoras eléctricas tienen una fabulosa rentabilidad garantizada por ley del 10 por ciento”, escribió Matamala en sitio de CNN Chile, donde consignó que el precio de las viviendas subió hasta un 150% en los últimos 10 años.
  • Ayer, mientras en la calle una multitud pedía su renuncia, Piñera convocó a dirigentes de la oposición al Palacio de La Moneda para buscar una salida a la crisis.
  • En medio de la falta de pericia del gobierno para controlar la calle, se filtró un audio de la primera dama chilena, Cecilia Morel, quien admitió que el Ejecutivo estaba “absolutamente sobrepasado” por la situación y comparó las protestas con “una invasión alienígena”.
  • Para el director Regional de Idea Internacional para América Latina y el Caribe, el Gobierno debe cambiar la agenda legislativa, disminuir el número de parlamentarios, bajar los sueldos de diputados y senadores, y poner las cuestiones sociales en primer lugar. “Todas medidas para recuperar la confianza de la gente en las elites y dirigidas a disminuir los altos niveles de desigualdad y los privilegios”, cerró.

En números, el conflicto social:

15 muertos hubo desde el inicio de las protestas. Cuatro murieron a manos de los militares desplegados en las ciudades del país.

1.333 personas fueron detenidas a lo largo de las protestas, incluidos 181 niños o adolescentes. Hay 88 personas heridas internadas.

12 querellas por denuncias de torturas y apremios ilegítimos de las fuerzas de seguridad fueron presentadas a la Justicia.

Las 5 claves: Crisis en Chile y Bolivia 

1. El detonante. El 6 de octubre, un aumento en el pasaje de los subterráneos provocó la indignación social.

2. Protesta. El lunes 14, miles de personas ingresaron sin pagar a los subtes. La acción se propagó por las redes sociales.

3. Violencia. Tras cinco días de manifestaciones, el viernes 18 las protestas recrudecieron. Hubo saqueos e incendios.

4. Emergencia. El Gobierno chileno declaró estado de emergencia y toque de queda y anunció que retiraba el aumento del pasaje.

5. Sin solución. Ayer ya sumaban 15 muertos desde el inicio de las protestas. Seguían las manifestaciones y el toque de queda.

 

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