A la hora de pensar en la educación de los hijos, el ahorro es clave porque permite contar con los recursos necesarios para costear los planes de estudios.

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A la hora de pensar en la educación de los hijos, el ahorro es clave porque permite contar con los recursos necesarios para costear los planes de estudios seleccionados, sin ninguna limitación y sin tener que acudir a deudas. De hecho, muchas veces la falta de recursos es uno de los mayores limitantes para continuar con los estudios, o para acceder a una carrera por ser muy costosa.

Es así que tener ahorros facilita que podamos costear el acceso de los hijos a programas educativos que de otra manera no se podrían pagar, asegurando su formación en el futuro, y mejores oportunidades laborales o mayores posibilidades de éxito en emprendimientos personales.

Si bien en el país existen dos alternativas de estudios: pública y privada, siendo la primera la opción más económica al ser gratuita, hay que tomar en consideración que ésta cuenta con cupos limitados. Es así que la educación privada en muchas ocasiones se vuelve la única opción. Frente a ello, es necesario contar con un fondo de respaldo que permita continuar con los estudios, sobre todo en el sistema de educación superior.

Adicionalmente, se debe tomar en cuenta que cualquiera de las dos elecciones contempla el pago de dinero (gastos asociados: material de estudios, movilización, entre otros). Además existen programas de formación complementaria que deben ser considerados por los padres para reforzar o permitir a sus hijos adquirir nuevas habilidades y conocimientos, lo cual siempre implica inversiones adicionales.

La decisión de ahorrar para los estudios de los hijos debe ser tomada lo más temprano posible. De tal manera que el fondo cuente con recursos importantes. De forma paralela al ahorro, es necesario incentivar a los hijos para que aprovechen sus estudios y puedan obtener las mejores notas, con el fin de que tengan la posibilidad de acceder a becas por su buen rendimiento e incluso puedan optar por estudiar en universidades del exterior.

Pero, ¿cómo ahorrar para la educación?

La decisión de empezar con el ahorro para los estudios de los hijos debe tomarse desde que son muy pequeños, incluso desde que se planifica tenerlos. El mejor motivante para ello es estar convencidos de que la educación será la mejor inversión que se puede hacer en favor de los hijos. Esta decisión debe ser tomada en consenso con la pareja o familia cercana, de tal manera que todos conozcan el plan y lo apoyen.

Ahorrar se vuelve fácil siempre y cuando se cuente con un presupuesto. Esto quiere decir que es importante conocer -antes de realizar el plan de ahorro-, el monto con el que se dispone para alimentar el fondo. Para ello se debe tomar en cuenta los ingresos y conocer exactamente cuáles son los gastos y la situación de las deudas familiares. Este punto es clave porque permite tener en control las deudas y se realiza un gasto inteligente.

Una vez que están claras las finanzas personales y familiares, y se ha determinado la  suma para el ahorro, manos a la obra. Si bien al inicio crear el hábito del ahorro no es una tarea sencilla, con el tiempo se volverá más fácil.

Incluso se puede crear “bolsillos de ahorro” para diferentes objetivos: los estudios de los hijos (o los propios); un auto; un viaje; la casa propia; un emprendimiento; incremento del patrimonio, etc.

Para saber cuánto dinero se debe destinar al ahorro de la educación es necesario definir el monto que se requerirá para financiar los estudios. ¿Cómo hacerlo? Realizando el cálculo estimado, tomando en cuenta el valor que cuesta actualmente el pago de la universidad en la que se espera ingresar a los hijos. Luego, se divide el costo total para el tiempo que se tiene previsto ahorrar, que debe ser hasta que el hijo cumpla los 18 años.

La cuota destinada puede ser mensual o en períodos en que se pueda aportar sumas importantes. Lo ideal es que este ahorro se convierta en un hábito.

Las herramientas de ahorro para el estudio

El mercado presenta algunas opciones para ahorrar de manera más eficiente los recursos para el financiamiento de la educación. Las principales opciones son:

  • Cuenta de ahorro programado a largo plazo: Este tipo de cuenta permite acumular mensualmente un valor específico, durante un tiempo determinado (lo más recomendable sería hasta que el hijo cumpla 18 años). Adicionalmente, este instrumento financiero suele permitir que se realicen aportes extraordinarios.
  • Cuenta de ahorros normal: No requiere un monto específico de ahorro, ni está atada a un tiempo determinado. Para ir acumulando el dinero en este tipo de herramienta se requiere total disciplina.
  • Fondo de ahorros especializado: Esta herramienta administra el dinero y genera un rendimiento por los valores aportados.