Chile está en proceso de redactar una nueva constitución y el nuevo presidente de Perú tiene entre sus promesas impulsar un proceso similar. Pero esto no es algo nuevo en una región en la que es común que líderes políticos busquen cambiar todo el marco legal con diferentes objetivos y resultados.

Créditos: EFE

Tomando como referencia solo las dos últimas décadas, este siglo (XXI) nacía con una nueva constitución en Venezuela impulsada por el entonces presidente Hugo Chávez en 1999, quien por su popularidad se armó una estructura que le fue dando a él y a su fuerza política una relevancia enorme, que posteriormente aupó la subida de los precios del petróleo para un país que tiene las mayores reservas confirmadas del mundo.

Luego, como respuesta a la creciente protesta, el régimen de Nicolás Maduro organizó otra en 2017 para quitar los poderes a la oposición, que había obtenido la Asamblea Nacional, bloqueando todo lo que hacía. Esta terminó en 2020 sin redactar ni promulgar un texto. Además, una buena parte de la comunidad internacional no la reconoció por las críticas a su método de formación.

Actualmente la referencia principal a estos procesos la tiene Chile, que tras fuertes manifestaciones en 2019 decidió preguntar a sus ciudadanos si querían una nueva constitución, ya que una de las críticas era que la actual había nacido en la dictadura de Augusto Pinochet -está vigente desde 1981-, aunque había sido reformada en gran medida por el presidente Ricardo Lagos en 2005.

Una figura de la izquierda de la región, el expresidente uruguayo José Mujica, ha dicho que esta convención constituyente en Chile, que tiene mayoría del centro a la izquierda, debe recordar que una constitución “es un programa, de grandes líneas y objetivos” y que no hay que pedirle más, en referencia a equivocaciones en el pasado.

Añadió que tiene sentido provocar una liberación de carácter social para atender las urgencias más fuertes y que los sectores más poderosos de la economía deben tener más responsabilidad, pero al alcanzar esos objetivos no se debe mandar abajo la estabilidad económica de un país.

En tanto, en Perú expertos ven difícil que ocurra en el corto plazo por las prioridades de la pandemia y la poca gobernabilidad que se prevé para el nuevo presidente Pedro Castillo, con un Congreso en contra.

Fuente: El Universo, nota original: LINK