Recordó que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona debe utilizar un promedio de 100 litros de agua por día, pero durante esta época del año el consumo en Quito supera los 220 litros por persona al día.
Además, reveló que uno de los mayores problemas es que existen conexiones clandestinas, lo que genera un perjuicio económico para la ciudad y que tampoco se pueda cobrar el consumo del servicio.
Otro problema identificado es que el agua de consumo humano se lo destina para zonas de riego o para animales. Patiño explicó que ya existían proyectos para aumentar la capacidad de oferta, pero entre 2019 y 2021 no se pudo materializar. Por ello, adelantó que durante esta administración se han retomado dichos proyectos para garantizar el abastecimiento del agua para Quito.
Existe un proyecto de agua potable a corto plazo en San Juan de Calderón, que es una planta de tratamiento para esa zona del norte de la capital. Para el sector del Troje, en el sur de la ciudad, se están haciendo estudios para la ampliación de la planta. «Se va a construir una planta para que garantice al menos unos 30 años más«, agregó.
Precisó que el cronograma de racionamiento se lo hace bajo parámetros técnicos y se lo trata de emplear para que el agua llegue de la forma más equitativa posible a todas las zonas de Quito.
Añadió que el racionamiento del líquido vital se aplica también en función del consumo en ciertos sectores de la capital, por lo que el mismo podría extenderse hasta que las circunstancias cambien en las distintas parroquias. «El consumo debe ser controlado, pero en esta época debe ser mucho más», puntualizó.
Mira la entrevista completa:
Escucha la entrevista completa:
