El primer ministro David Cameron abandona hoy el Gobierno británico tras seis años en el poder. Su legado queda ahora ensombrecido por la crisis que generó el referéndum por la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE).

Agencia Andes

El saliente mandatario conservador, de 49 años, tenía previsto presentar su renuncia a la reina Isabel II de Inglaterra, en el Palacio de Buckingham, luego de participar en la última sesión de preguntas y respuestas en la Cámara de los Comunes.

Cameron debía continuar en el poder hasta 2019, luego de ganar por mayoría las elecciones generales el año pasado. Sin embargo, y tras la inesperada victoria del Brexit en el referéndum, que él convocó el 23 de junio último, el primer ministro anunció su partida.

Ayer el jefe del Gobierno encabezó la última reunión de gabinete en el número 10 de Downing Street, en Londres. Después llegó el camión de mudanza para retirar sus pertenencias y las de su familia de la residencia oficial. “Fue una reunión de gabinete muy cálida. Varios ministros rindieron tributo al primer ministro”, indicó un portavoz de Downing Street.

Según el ministro de Cultura,  John Whittingdale, la reunión fue “bastante emotiva”, al indicar que muchos colaboradores están “tristes” por la partida de su jefe. En tanto, el líder de la bancada conservadora en los Comunes, Chris Grayling, dijo que los funcionarios “reconocen la buena labor que hizo por el país”.

Theresa May, de 59 años, es desde hoy la sucesora de Cameron. El lunes, su única rival, Andrea Leadsom, se retiró de la contienda interna del Partido Conservador. La política se convertirá así en la segunda primera ministra británica, después de Margaret Thatcher, quien gobernó hace 26 años.

Es, además, la decimosegunda mandataria que asume al frente del Gobierno sin ganar una elección general. En esa lista están Gordon Brown, John Major, James Callaghan y Harold Macmillan.

May tendrá entre sus principales desafíos negociar el engorroso divorcio de Gran Bretaña de la UE. Su primera participación como mandataria británica en el Consejo de Europa está prevista para el 20 de octubre, cuando podría invocar oficialmente el artículo 50.

Previo a su salida, Cameron elogió a May, quien desde 2010 estaba al frente de la cartera del Interior, como una política “fuerte” y “competente”. Consideró que ella “es muy capaz de proveer del liderazgo que el Reino Unido necesita”.

Con respecto a su propio liderazgo, el saliente mandatario deja un país en crisis, muy dividido por la salida de la UE, con crecientes incidentes racistas y graves problemas económicos y sociales. “Cameron es un hombre experto en relaciones públicas, extremadamente ambicioso, para quien ser primer ministro fue simplemente la coronación de un juego que quería ganar desde que creció en medio del privilegio y los lujos”, escribió en un editorial el periódico Daily Mirror.

De familia aristocrática, educado en el exclusivo colegio de Eton, estudió en la Universidad de Oxford y más tarde se encargó de escribir los discursos de Margaret Thatcher, Cameron ascendió rápidamente en las filas del Partido Conservador. Primero como diputado “tory” por la banca electoral de Witney desde 2001, luego fue jefe en la oposición (2005-2010), hasta convertirse en primer ministro hace seis años.

Cameron fue un político hábil que  modernizó su partido y puso fin a 10 años de Laborismo, bajo Tony Blair y Gordon Brown.

Sin embargo, abandona Downing Street con un legado ensombrecido por la histórica crisis política e incertidumbres económicas que deja el Brexit, las divisiones internas en el Partido Conservador por Europa, y críticas por sus políticas de inmigración, de salud y por dar poderes extraordinarios a los servicios de Inteligencia y seguridad.

Cameron fue artífice del matrimonio igualitario, pero fue cuestionado por su política exterior (Siria, Libia e Irak), por haber llevado a crecientes divisiones con Escocia, y por dejar la economía británica más endeudada que cuando asumió el poder. Actualmente la deuda pública de Gran Bretaña es de 1,56 billones de libras esterlinas ($ 2 billones), el 81,8% del PIB británico.

Pero, principalmente, se lo recordará como el primer ministro británico que puso en marcha el mayor plan de recortes y austeridad del sector público. Redujo drásticamente el presupuesto en las áreas de salud, educación, cultura y vivienda.

En su mandato de seis años, los índices de pobreza subieron notablemente, aumentaron las ollas populares y aunque el nivel de desempleo disminuyó (5%), los nuevos puestos de trabajo creados fueron, la mayoría, a tiempo parcial y bajaron los llamados contratos de cero horas.

La brecha entre ricos y pobres creció exponencialmente en su gestión, uno de los factores que llevaron a la victoria del Brexit por un sentimiento de exclusión entre los británicos más humildes del país.

“El terremoto post-Brexit es resultado directo de su creencia arrogante acerca de que siempre podría cautivar y superar en táctica a sus críticos. Porque tenía a los gobernantes europeos y a los votantes británicos comiendo de su mano”, escribió el Mirror.

“Porque así funciona tu vida si siempre tuviste un chofer y todos los semáforos se ponen en verde a tu paso. Previo a las pasadas elecciones generales, Cameron tuiteó: ‘Gran Bretaña enfrenta una opción simple e inexplicable: estabilidad y un gobierno sólido conmigo o el caos con (el laborista) Ed Miliband’. La gente lo eligió a él y él trajo el caos. Un caos del cual  nuestra nación podría no recuperarse. Ese será el legado que un superficial hombre obsesionado con las relaciones públicas se merece”, finalizó.