Ávila destacó que se haya declarado al río como sujeto de derechos, como una especie de reconocimiento simbólico. Recordó que hace muchos años, el río Machángara cumplía con todas sus funciones ecológicas, sin embargo, en la actualidad es una «cloaca abierta».
La sentencia sirve para revalorizar a un afluente tan emblemático en la vida de los quiteños, resaltó Ávila, pues estudios revelan que solo el 2 % de sus aguas son tratadas, mientras que el otro 98 % no es apto para el consumo humano y representa un peligro para la salud.
Recordó que durante el juicio se mostraron fotografías del río de hace aproximadamente 100 años, donde se evidenciaban las distintas dinámicas que giraban en torno al afluente, donde familias enteras se reunían para compartir momentos. Sin embargo, el tiempo, el crecimiento poblacional y la expansión industrial en la capital, generaron que ahora el río tenga 26 tipos virales patógenos.
Ávila señaló que actualmente existe una planta de tratamiento, ubicada en Quitumbe, por lo que hizo un llamado a la Alcaldía para que se ejecuten dos nuevas plantas, aunque reconoce que eso es «insuficiente». «Actualmente existen soluciones basadas en la naturaleza, presentamos proyectos de bioremediación y hemos dicho al Municipio que estas soluciones tienen que ser complementarias», apuntó.
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