La Asamblea Nacional aprobó con 79 votos la denuncia del Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que se creó en el año 2008, para construir de manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unidad Latinoamericana. Con lo resuelto por los legisladores, concluye el procedimiento legal para la separación de Ecuador del bloque regional.
“Yo creo que a pesar de que el presidente Moreno suele pecar de indeciso, sobre todo en materia económica, la decisión de denunciar el Tratado Constitutivo de Unasur, de enviar el proyecto a la Asamblea Nacional y de sacar a Ecuador del bloque regional es algo que debió haberse hecho hace mucho tiempo, pero más vale tarde que nunca. Ya era tiempo de que Ecuador salga y así deje morir a Unasur, un organismo que no debió haber existido nunca”, dijo Jorge Ortiz, periodista y analista de temas políticos e internacionales.
Ortiz señaló que la disolución de la Unión Suramericana de Naciones es una crónica de una muerte anunciada ya que un bloque que nació basado en los prejuicios políticos de una ideología atrasada medio siglo no podía sobrevivir en el tiempo.
#JorgeOrtiz: «Actualmente estamos viendo el triste final de la UNASUR y de quienes lo fundaron.» #Unasur #NotiMundoEstelar pic.twitter.com/2oNnH8y2Ae
— NotiMundo (@notimundoec) September 24, 2019
Para el internacionalista, tras la salida de Ecuador de la Unasur, el país debe tratar de integrarse a la Alianza del Pacífico puesto que el futuro económico y político del mundo es la cuenca del Pacífico porque ahí está el desarrollo de los intereses nacionales a largo plazo de las naciones. Se trata de un bloque regional pensado para frenar la expansión política, militar y comercial de China, dijo Ortiz.
“Ecuador debió haberse integrado a la cuenca del Pacífico desde que recibió la invitación por primera vez en lugar de hacer alianzas poco productivas con países que no tenían nada que ver con nuestra realidad más allá de las ideologías políticas”, enfatizó Ortiz al tiempo de calificar de perniciosa a la política exterior dirigida por Rafael Correa que, durante diez años, terminó no sólo con la carrera diplomática de la cancillería sino también con las buenas relaciones internacionales de Ecuador con Estados Unidos y Europa.
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