Pese a que, al iniciar su gobierno, Daniel Noboa declaró no tener "antis" y ser un pro Ecuador, a seis meses de su mandato parece que se ha abierto varios frentes que complican su gestión.

En Decisiones con Jorge Ortiz, el sociólogo y politólogo Simón Ordóñez, consideró que los aires de autoritarismo que envuelven al primer mandatario le empiezan a pasar factura, pero esto no es algo nuevo, pues se evidenció desde un inicio con la tensa relación que mantiene hasta la actualidad con la vicepresidenta de la República, Verónica Abad.

«Tengo la sensación de que el presidente no respeta o no tiene mucha idea de lo que es el Estado de derecho y que tampoco tiene límites éticos muy claros», alertó.

Asimismo, cuestionó que ahora se identifique al correísmo como un adversario, cuando al inicio del período presidencial el oficialismo se alió en la Asamblea Nacional con la Revolución Ciudadana (RC) y el Partido Social Cristiano (PSC) para la conformación de las comisiones y dar viabilidad a los proyectos remitidos por el Ejecutivo.

Ordóñez aseguró que Noboa tiene muchas similitudes con el expresidente Rafael Correa, y eso se evidenció el pasado 24 de mayo durante el informe a la Nación, donde decenas de buses abarrotados de simpatizantes llegaron a los exteriores del Parlamento para mostrar el respaldo al Gobierno. «Haber traído buses con gente obligada, utilizando recursos del Estado, es exactamente igual a lo que hacía Correa», sentenció.

Para Andrés Páez, abogado y político, es importante que el país reconozca que Noboa llegó a conducir un país caotizado en varias áreas y que todo gobierno «tiene luces y sombras».

Añadió que, si bien el Presidente ha cometido varios errores desde que asumió en funciones, no se puede caer en el «linchamiento» que se busca provocar desde la Asamblea, en acciones como el exhorto que se hizo para que extienda disculpas públicas a sus homólogos de la región, tras sus declaraciones recogidas en la revista The New Yorker.

A su criterio, Noboa enfrenta un bloqueo «demencial». «Él no está enfrentando a un grupo político o a una corriente ideológica, sino a un grupo criminal, a una secta mafiosa y fanática, que lo que busca es retornar al poder para fraguar la impunidad de sus cabecillas», señaló Páez.

Agregó que el hecho de haber capturado a Jorge Glas en la Embajada de México en Quito fue un golpe acertado, más allá de las sanciones internacionales que eso repercuta, pues se logró frenar una presunta intención de huir de la justicia ecuatoriana.

Ruth Hidalgo, decana de la Escuela de Ciencias Políticas de la UDLA y directora de la corporación Participación Ciudadana, señaló que no todo ha sido malo en la gestión de Noboa. «Golpes de efecto» como la eliminación de la tabla de drogas o la eliminación del subsidio a los combustibles constituyen aciertos importantes que de alguna manera buscan traer mejores días para el país.

Por otro lado, cuestionó el accionar de la Asamblea Nacional y la clase política en general, respecto de las nuevas alianzas que se están consolidando en contra del primer mandatario. En este sentido, criticó que bancadas como la de Construye, movimiento liderado por la exministra de Gobierno, María Paula Romo, ahora voten junto al correísmo, que se dedicó a «perseguirlos» cuando estuvieron en el poder.

Roberto Aspiazu, columnista y dirigente empresarial, precisó que los problemas en el país rebasan la esfera política, pues crisis como la del sector energético dan cuenta de que Noboa tuvo que enfrentar problemas de larga data. A esto se suman conflictos en la producción petrolera y áreas como la seguridad, que parecen agudizarse con el transcurrir del tiempo.

Insistió en que el Ecuador anhela paz, estabilidad, orden y otros valores de carácter social, que en buena medida juegan a favor de las aspiraciones de reelección del Presidente, por lo que el primer mandatario deberá enfocarse en las urgencias del país antes de seguir ahondando en la disputa política.

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