La falta de una postura contundente de Luisa González, respecto del régimen de Nicolás Maduro, y las cercanías ideológicas con el gobierno venezolano, encienden las alertas sobre el futuro del Ecuador, frente a una posible victoria de la candidata presidencial del correísmo.

En Decisión Ecuador 2025, con Jorge Ortiz, el excanciller de la República, Benjamín Ortiz, explicó que las distancias que ha tomado la candidata presidencial de la Revolución Ciudadana, Luisa González, frente a la situación que vive Venezuela, responde a una estrategia electoral.

Si González expresa abiertamente su apoyo al régimen del presidente Nicolás Maduro, significaría que pierda buena parte de los votos que logró alcanzar en la primera vuelta, subrayó Ortiz. Sin embargo, señaló que existen varios elementos que darían muestras sobre la verdadera postura y simpatías del correísmo frente al gobierno venezolano.

Una de ellas, dijo Ortiz, es la «voluntad de poder total», evidenciada en la Constitución del 2008, con una estructura autoritaria del Ejecutivo. A esto se suma las intenciones de poder controlar el poder judicial, mediante nombramientos del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) y del Consejo de la Judicatura (CJ), donde un grupo reducido de personas tiene la capacidad de colocar en el poder a partidarios y amigos para hacer su voluntad.

Otra muestra de que Ecuador podría convertirse en otra Venezuela, según el exministro, es el modelo económico de derroche. «Con semejantes recursos que recibieron, nos dejaron una deuda inmanejable», lamentó Ortiz. Frente a este escenario, la opción del gobierno correísta sería, eventualmente, la impresión de billetes. «Con esa forma de gastar y esa falta de austeridad, la economía va a quebrar», advirtió.

Para Karen Sichel, abogada y analista política, el hecho de que, por primera vez, el correísmo se enfrente a un presidente-candidato, representa una ventaja para Luisa González, debido a que, por las diversas crisis por las que atraviesa el país, parte de la ciudadanía podría considerar que esa es la mejor opción para el nuevo Gobierno.

No obstante, insistió en que el riesgo de terminar como Venezuela es permanente, debido a las similitudes entre el modelo correísta y el chavista. «Es tan fácil que una nación caiga de un momento a otro en el debacle absoluto (…) es cuestión de que las personas incorrectas lleguen al poder. Luisa González representa a esas personas», añadió Sichel.

A su criterio, durante los 10 años del gobierno correísta, el Ecuador no pudo convertirse en lo que hoy es Venezuela, no porque el expresidente Rafael Correa no quisiera, sino por la traición de Lenín Moreno, una vez que llegó al poder. Sichel recordó que una evidencia de que este modelo buscaba perpetuarse en el poder, es el hecho de que la Asamblea Nacional, liderada por un bloque sumiso al exmandatario, aprobó una enmienda constitucional para permitir la reelección indefinida, aunque posteriormente, en 2018, la Corte Constitucional (CC) determinó que la decisión era inconstitucional.

Sichel agregó que el miedo a situaciones como el incremento de la delincuencia y la violencia en el país, domina a la ciudadanía y no logra despejar el panorama, para evitar una realidad como la venezolana. Una falla del Gobierno actual, según Sichel, es que no se deje claro que la violencia se incrementa en época electoral, algo que no solo sucede en el país, sino en la región. «Eso también influye en los ecuatorianos al momento de votar. Es una decisión muy difícil, pero una de esas opciones (el correísmo) no va a querer soltar el poder», alertó.

El sociólogo Simón Ordóñez recordó que los mecanismos utilizados en Venezuela por Hugo Chávez para perpetuar su gobierno son los mismos que utilizó el correísmo en Ecuador, aunque sin el mismo éxito. «Empezar con una (Asamblea) Constituyente, debilitar y tomarse las instituciones, poner a sus incondicionales ahí e ir estructurando esta toma del Estado para tomarse a la sociedad en su conjunto», son parte de las coincidencias de los dos modelos, añadió Ordóñez.

Para Ordóñez, la abundancia económica no es la que ayuda a sostener este tipo de gobiernos, sino por el contrario, lo que respalda el modelo son las grandes crisis económicas. La alta inflación en Venezuela, por ejemplo, hace que la ciudadanía dependa del Gobierno para sobrevivir. «Esa ha sido una de las formas más importantes de control social de este tipo de grupos», agregó.

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