El diplomático confió en que esta situación no reproduzca el flujo migratorio de colombianos a Ecuador, que existió durante el conflicto armado que azotó a Colombia desde mediados de los años 1960. «Se ha visto un recrudecimiento de la actividad criminal» en la zona limítrofe con Colombia, explicó el diplomático, en declaraciones a la AFP de visita en Washington.
«Este aumento de la violencia también va de la mano con el incremento de los cultivos de hoja de coca en Colombia», señaló. Valencia mencionó como «muestras» de este fenómeno el asesinato de tres miembros de un equipo de prensa ecuatoriano, así como de una joven pareja, y de cuatro miembros de las Fuerzas Armadas de Ecuador.
Estas muertes, ocurridas en los últimos meses, son atribuidas por las autoridades a un grupo al mando de Walther Arizala, alias Guacho, un exmando medio de la desaparecida guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), disidente del acuerdo de paz firmado con el gobierno de Juan Manuel Santos a finales de 2016. Acusado por las autoridades colombianas de operar como brazo armado del cártel de Sinaloa de México, el grupo de Guacho es una de las múltiples bandas que se disputan el control del narcotráfico en el departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador.
En Colombia, principal productor mundial de cocaína, había 209.000 hectáreas sembradas con hoja de coca en 2017, una cifra récord, según un informe estadounidense divulgado a fines de junio. Valencia dijo que para combatir al «crimen trasnacional organizado», Ecuador aumentó la colaboración con los canales de coordinación permanentes con Colombia, pero también se desplegaron fuerzas militares adicionales en el área. Sin embargo, dijo, más allá de aumentar la seguridad, el «gran reto» para Ecuador es implementar programas de desarrollo social que eviten que los pobladores de la zona sean víctimas de las presiones de las organizaciones criminales. Preguntado sobre si Ecuador teme un aumento de colombianos emigrando a su país por la violencia, el ministro dijo que el fenómeno se puede reproducir en esta etapa de posconflicto.
«Confiamos en que no sea el caso porque siempre es muy doloroso para las personas abandonar su tierra y emprender una nueva vida en otro país», dijo Valencia. En Ecuador viven casi 62.000 colombianos que llegaron huyendo del conflicto que desde mediados de los años 1960 involucró a guerrillas, paramilitares, fuerzas estatales y bandas narcotraficantes. Según fuentes oficiales, hasta 2017, de los 230.000 pedidos de refugio que evaluaba el gobierno ecuatoriano, la mayoría eran colombianos.
Fuente: El Telégrafo