En «Mektoub My Love: Intermezzo», en competencia por el máximo galardón, el director filma a un grupo de jóvenes en una localidad costera del sur de Francia. Tras unas escenas en la playa, la cinta se centra en una discoteca, con una profusión de imágenes lascivas, incluyendo una escena de ‘cunnilingus’ de 13 minutos.
Al margen de una serie de diálogos banales, en las tres horas y media de película, el cineasta se focaliza en los cuerpos de las mujeres, sobre todo en sus nalgas, que se mueven sin parar al ritmo de la música.
Hasta llegar a la escena explícita de sexo oral en los aseos, unas imágenes «pornográficas gratuitas», según The Hollywood Reporter. «Traté de mostrar lo que me hace vibrar, los cuerpos, los vientres», se justificó el viernes Kechiche, de 58 años, en la rueda de prensa donde sus actores apenas hablaron.
El proyecto de la película fue «celebrar la vida, el amor, la música, el cuerpo y buscar una experiencia cinematográfica», prosiguió. La víspera, en la proyección de gala del filme, varios espectadores abandonaron la sala, entre ellos la actriz que protagoniza la escena de sexo oral, Ophélie Bau.
Este viernes, en la sesión de fotos y en la rueda de prensa del equipo tampoco estuvo presente. Al final de la proyección, Kechiche salió literalmente corriendo de la sala, aunque primero tomó el micrófono y dijo: «¡Les pido disculpas por haberles retenido sin advertirles y ahora me voy!».
El «desastre» en Cannes «Mektoub My Love: Intermezzo» es la segunda parte de «Mektoub my Love: canto uno», un filme con imágenes muy sensuales sobre algunos de estos jóvenes en la playa, presentado en la Muestra de Venecia en 2017, donde recibió abucheos pero también elogios por su estética.
En Cannes, la crítica no ha tardado en reaccionar ante este filme que se ha convertido en el más polémico de La Croisette. El «desastre» de Cannes, escribe Justin Chang, crítico del Los Angeles Times, que se pregunta si el Festival de Cannes está «troleando» a los espectadores, al incluir esta cinta en la competición oficial, donde concurren grandes figuras del séptimo arte, como el británico Ken Loach, el estadounidense Terrence Malick o el español Pedro Almodóvar.
El crítico del diario español El País, Carlos Boyero, admirador de «La vida de Adèle», va más allá en su reacción preguntándose: «Qué tipo de sustancias ha ingerido el director y cómo han afectado a su cerebro para perpetrar semejante e inacabable estupidez».
Otros, en cambio, apreciaron el filme, como el crítico francés Philippe Rouyer que consideró que Kechiche «radicaliza su método para hacernos compartir una noche loca de deseos en una discoteca. Felicidades a todos los intérpretes que se entregaron totalmente para recrear este trance magistralmente filmado».
Fuente: Emol, nota original: LINK