El presidente, Guillermo Lasso, anunció la ampliación de una figura legal que sancione a los líderes de las bandas delictivas. Esto como medida para combatir la crisis carcelaria.

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Crédito: Twitter SNAI

En Notimundo A La Carta, Christian Peñaherrera, presidente de la Asociación de Guías Penitenciarios, aseguró que “en el artículo 22 del COIP, ya se encuentra estipulado ese tipo de sanciones para los autores intelectuales y materiales de los diferentes delitos”.

“Yo creo que esa no es una solución que pueda contribuir a frenar las matanzas y los crímenes al interior de los centros de rehabilitación social, cuestionó. Los problemas nacieron en el 2012, con la reestructuración del dominio de las cárceles, cuando el control paso al sistema policial. “Hubo una confusión mixta de responsabilidades. Este es un problema sistemático que acabo con el sistema de rehabilitación social”, agregó. También, resaltó que el problema de las mega cárceles, es que todos los pabellones están cerca. “Ha desencadenado que engrosen el número de las bandas delictivas”, manifestó.

Peñaherrera recordó que “los primeros filtros y todo el aparataje tecnológico, está a cargo de la Policía Nacional” y agregó que “los únicos que pueden ingresar con armamento, al interior de los pabellones” son ellos.

Con respecto la permisibilidad de algunos efectivos de seguridad, afirmó que se ha detenido a los guías penitenciarios que han permitido el ingreso de elemento prohibidos. “Yo no quiero señalar una complicidad, pero sí existe personas que no se adhieren a las políticas de la honestidad, del respeto, de lo que significa portar el uniforme”, aseguró.

Para Peñaherrera, hay dos caminos: hablar con los cabecillas que lideran el control de los pabellones, para llegar a una pacificación y desarmar en un futuro las organizaciones. La segunda opción sería que la fuerza pública ingrese a controlar, pero recordó que la Ley no les ampara. Reveló que los guías penitenciarios ingresan solo con un chaleco que les protege de balas de 9 milímetros, pero no de fusiles, granadas y dinamitas. “Lo que nosotros intentamos hacer, también es sobrevivir”, manifestó.

Desveló que actualmente no hay un censo de las personas que están por salir ni en dónde está ubicadas. “Si tuviera ese censo, no hubiera habido los muertos que hubo en Guayaquil”, agregó. Además, manifestó que los guías penitenciarios que han presenciado las masacres han sido impactados psicológicamente y que no han recibido ninguna ayuda.

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