En medio de turbulencias que lo tienen acorralado en el cargo -si pierde los fueros incluso corre el riesgo de ser detenido-, el gobernante enfrentará una prueba de fuego ante el TSE, que debe juzgar las cuentas de campaña de la fórmula Dilma Rousseff-Michel Temer, vencedora en el pleito de 2014.
Si Temer es condenado -puede apelar la sentencia en el cargo- y sale del cargo, el comando del país lo hereda el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, un aliado del gobierno actual, que debería convocar a elecciones indirectas al Congreso para elegir un nuevo gobernante.
En el centro de este juicio están las delaciones de los ejecutivos de Odebrecht que dicen haber aportado dinero en forma ilegal, algo que tanto Rousseff como Temer, hoy rivales luego de la traición del vicepresidente para la destitución de la mandataria, comparten en sus tesis de defensa.
Temer se encuentra en la mira del fiscal general, Rodrigo Janot, quien mandó a investigarlo por corrupción y obstrucción de la justicia, a raíz de que el mandatario fue grabado en forma oculta por el empresario Joesley Batista, del mayor frigorífico del mundo, JBS, avalando sobornos y ‘compra’ de jueces y fiscales que ejecutaba el magnate.
Este caso, que estalló en mayo pasado, viene causando una «sangría» entre los aliados.
«Esperaremos el juicio del Tribunal Supremo Electoral antes de tomar una decisión, lo importante es que el país tenga gobernabilidad y siga adelante con las reformas económicas», dijo José Agripino, senador del derechista Demócratas, de la coalición que sustenta a Temer, ante una consulta de EL TELÉGRAFO.
El TSE debe juzgar las cuentas de la fórmula Rousseff-Temer a partir de mañana. El fiscal Caetano Dino pidió la condena (destitución) por abuso de poder e inhabilitación por ocho años para cargos públicos.
Lo mismo opina el instructor del proceso, el ministro Herman Benjamín. Son siete jueces y basta con que uno pida ‘vista’ del expediente para estudiar su voto que el proceso puede postergarse por tiempo indeterminado. En esta posibilidad radica las chances de Temer.
El presidente del tribunal electoral, Gilmar Mendes, dijo que este juicio «no tiene como objetivo resolver la crisis política del país y es normal que los jueces pidan cuarto intermedio para analizar sus decisiones y retrasar el veredicto».
Temer intentó separar las cuentas de campaña de Rousseff, algo que deberá el tribunal decidir. Según señaló la prensa local, el gobierno apuesta en una absolución en una votación 4 a 3.
En rigor, lo más fuerte que existe en este juicio es contra el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff, a partir del testimonio del herederedo de Odebrecht, Marcelo Bahía Odebrecht, condenado a 19 años de cárcel y que saldrá en diciembre a cambio de su delación premiada.
La defensa de Rousseff dijo a EL TELÉGRAFO que buscará demostrar que el testimonio de Odebrecht es falso. Odebrecht dijo que en 2009 decidió con el PT aportar 35 millones de dólares en forma ilegal y que ese dinero se hizo efectivo en 2014. Pero Odebrecht no le pagó directamente al PT sino a su publicista, Joao Santana.
El tema es que en 2014 Santana recibió pagos ilegales de Odebrecht por una campaña realizada en Panamá, según la defensa de Rousseff, y no de Brasil. «Renovamos el pedido de que se anule por falso testimonio la delación de Marcelo Odebrecht, porque ha mentido», dijo Flavio Caetano.
El TSE determinará si hubo abuso económico en la campaña de la fórmula Rousseff-Temer en las elecciones de 2014. Incluso el tribunal podría por sí solo convocar a nuevas elecciones directas, sin pasar por el Congreso, pero son todas conjeturas.
El juicio electoral es el más importante en su tipo de la historia de Brasil y está basado, entre otras pruebas, en las delaciones premiadas de Odebrecht y Santana, ambos colaboradores de la justicia en busca de la reducción de sus penas.
La campaña de Rousseff le pagó 70 millones de reales (unos 23 millones de dólares) a Santana en 2014, para que se encargara del marketing y la publicidad.
La denuncia contra la fórmula Rousseff-Temer fue presentada por el derrotado candidato Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), perdedor en las elecciones presidenciales de 2014. Neves confesó recientemente en un audio, en el que se lo investiga por corrupción, que no reconoció la derrota «apenas para molestar» al nuevo gobierno.
Neves y Temer se juntaron para apoyar el año pasado la destitución de Rousseff en un juicio político que el PT califica como un «golpe parlamentario».
Neves, aliado del gobierno de Temer, al igual que el presidente se encuentra acusado de corrupción tras ser grabado avalando sobornos y pidiendo dinero al dueño del frigorífico JBS.
La caída de Neves en las grabadas negociaciones por corrupción, pidió dos millones de dólares, fue proporcionada por la Corte Suprema.
El abogado de Temer, Gustavo Guedes, acusó al fiscal general, Rodrigo Janot, de apurar las investigaciones contra el presidente «para hacer política» y «presionar a una condena del tribunal electoral».
El sábado, un exasesor de Temer, Rodrigo Rocha Loures, fue detenido luego de haber sido filmado por la policía recibiendo y llevando una valija con 500.000 reales (unos 150 mil dólares) supuestamente como parte de una acuerdo entre JBS y el propio Temer.
Fuente: El Telégrafo