Horas después del asesinato de tres guías penitenciarios en Portoviejo, dos servidores carcelarios más perdieron la vida en Manabí, en un otro ataque armado. En NotiMundo al Día, la periodista Karol Noroña, explicó que mientras no se ejecute un plan a largo plazo y se entregue una protección integral a los servidores del sistema carcelario, las bandas criminales continuarán ejerciendo su poder al interior de las prisiones.

Un grupo de guías penitenciarios retenidos lee un manifiesto, en enero de 2024. Foto: Redes sociales

El asesinato de cinco guías de seguridad penitenciaria de la cárcel del Rodeo se suma a otras dos muertes violentas, ocurridas desde el pasado 30 de marzo. Noroña recordó que, entre 2024 y 2025, ya son 24 los servidores penitenciarios que han fallecido, según el balance de la Asociación de Servidores Penitenciarios Activos.

Además, lamentó que por más de una ocasión, el personal que labora en los centros de privación de libertad ha solicitado protección y garantías por parte del Estado, algo que hasta el momento no se ha concretado.

«La crisis carcelaria no solo se mide en el número de homicidios de privados de la libertad, sino en el rol del Estado, como proveedor de servicios, derechos y el nivel de protección» para los guías, añadió.

En 2024, dijo Noroña, hubo al menos 9 asesinatos, incluido el de Cosme Damián Parrales Merchán, director de la cárcel El Rodeo, a cinco días de haber asumido el cargo. La periodista explicó que la gobernanza criminal en ese reclusorio se ha dado desde hace varios años, por parte de la organización delictiva que domina la provincia: Los Choneros. Sin embargo, la pugna entre grupos criminales por el dominio del establecimiento ha desatado la crisis actual.

En este sentido, insistió en que la intervención estatal en esta y otras prisiones debe ser integral, pero, sobre todo, apuntar a desarticular el negocio criminal y la red de corrupción existente.

Explicó que muchos de los muertos ni siquiera tenían vínculos con el crimen organizado, pero al no cumplir los requerimientos de las bandas, se enfrentan a un trágico destino.

«Muchos directores de las prisiones e incluso militares que están dentro de la prisión están trabajando con amenazas de muerte», lamentó.

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