En Notimundo al Día, Marco Romero, analista internacional y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, explicó que la agudización del conflicto entre Rusia y Ucrania generará grandes impactos para la humanidad, especialmente en el contexto global de la pos pandemia, economía mundial debilitada y altos niveles de endeudamiento.
Esto por la relevancia que tienen los dos países en cuestión, en ámbitos como la industria de alimentos, donde Rusia y Ucrania juntos representan casi el 30% de las exportaciones mundiales de cereales. «El inicio del conflicto completa la tormenta perfecta: la interrupción o pérdida de dinamismo de la reactivación económica», apuntó.
Romero detalló que el tema energético es crucial en el conflicto, de forma particular para Europa. Por ello, dijo, es importante mirar en retrospectiva las acciones previas que se desarrollaron al ataque militar ruso. Las motivaciones, indicó, serían geopolíticas y las tensiones entre ambos países se las veían venir, al menos, desde 2008.
El experto añadió que, según especialistas internacionales, la guerra obedece, en gran medida, a la «terquead» de occidente, por tratar de prolongar estructuras de seguridad generadas en el marco de la guerra fría, como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). «Esto muestra el fracaso e inexistencia de esquemas de seguridad, así como el fracaso del multilateralismo que pueda resolver pacificamente estos conflictos», resaltó.
Asimismo, aseguró que, contrario a lo que se creía con la globalización, las relaciones internacionales continúan ligadas a la seguridad y la paz, y el tema económico se subordina a esto. En este sentido, recalcó que si bien una subida del precio del barril de petróleo podría beneficiar a Ecuador, el país también se vería perjudicado por la desaceleración de las economías mundiales, de las que dependemos para la exportación de productos. «Habrá mayores tendencias inflacionarias, como lo afirma el Fondo Monetario Internacional (FMI)».
El experto precisó que la afectación no se la vería directamente, pero sí en la pérdida del dinamismo de la economía mundial, pues para los países que dependen de los involucrados representará un incremento en campos como la energía, lo que reducirá su capacidad de consumo. «El conjunto de la economía mundial va a reducir su ritmo de crecimiento», puntualizó.
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