Un grupo de organizaciones sociales y la Diócesis de Quibdó advirtieron al Gobierno colombiano sobre el “inminente riesgo” de que ocurra una nueva masacre en el municipio de Bojayá. Aquí, en 2002 se vivió una de las matanzas más cruentas del conflicto armado.

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Familiares de las víctimas de la masacre ocurrida hace 17 años asisten a un funeral colectivo en Bojayá, departamento del Chocó, Colombia. Crédito: EFE

La denuncia fue hecha en Bojayá, que hace parte del departamento del Chocó, en el marco de la ceremonia de la despedida final a las víctimas de aquella matanza. “Se ciernen nuevamente hechos amenazantes de desplazamientos, confinamientos, masacres, torturas, desapariciones, reclutamientos”, afirmó el sacerdote Sterling Londoño, de la Diócesis de Quibdó.

Los familiares le dieron ayer el último adiós a muchos de los que murieron aquel día, cuando un cilindro bomba lanzado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) durante un combate con paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), cayó en la iglesia donde se había refugiado parte del pueblo.

Según la Fiscalía y Medicina Legal, murieron 79 personas. Sin embargo, otras cifras hablan de que fueron 119 muertos y decenas de heridos.

El representante en Colombia de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Alberto Brunori, pidió al Estado “responder al llamado de las comunidades” ante las agresiones de los actores armados.

Fuente: El Telégrafo, nota original aquí: LINK