Las primeras urnas escrutadas apuntan una diferencia de un punto a favor de Kuczynski.

Los primeros datos del recuento en Perú confirman lo que apuntaban las encuestas a pie de urna: una derrota inesperada y por la mínima de la derechista Keiko Fujimori y una victoria del liberal Pedro Pablo Kuczynski (PPK). A pesar de que quedan muchas horas para saber el resultado definitivo, los datos empiezan a apuntar que los Fujimori han repetido su fracaso de 2011, cuando se quedaron sin la victoria en la recta final frente a Ollanta Humala. De nuevo la ola de antifujimorismo del final de la campaña, en este caso con un respaldo de última hora de la izquierda al liberar Kuczynski para frenar a Fujimori, parecen haber tenido un efecto sorprendente.

Según los primeros recuentos de mesas elegidas que siguen las encuestadoras, el llamado conteo rápido, PPK ganó por 50,5% frente a 49,5% (datos de Ipsos) o 50,9% frente a 49,1% (datos de GFK). Sin embargo, los fujimoristas no reconocían la derrota y preferían esperar a los datos definitivos. Una diferencia tan escasa y el habitual voto oculto a Fujimori movían a la cautela a todos los expertos y auguran una larga noche de tenso recuento en el que puede ser clave el trabajo de los personeros (fiscales o interventores), y ahí la red del fujimorismo es mucho más potente en todo el país.

Antes de que llegaran esos datos, dos encuestas a pie de urna apuntaban en la misma línea, a una victoria por la mínima para PPK (50,4% por 49,6%, según Ipsos, 51,2% por 48,8%, según GFK) mientras otra, de CPI, apuntaba al éxito de Keiko con un 51,1% frente a 48,9% de PPK. El tradicional voto fujimorista oculto hacía desconfiar a todos, aunque el recuento de las primeras mesas ya no es un sondeo sino datos reales.

Fujimori centró su campaña en la inseguridad buscando el voto de los pobres y hace solo una semana parecía imparable camino de la victoria, con 5 o 7 puntos de ventaja sobre PPK. Pero el candidato dio un giro radical a su campaña, endureció sus ataques, y sobre todo se subió en la ola de antifujimorismo alentada por la izquierda y por los escándalos que afectaron al partido de Keiko, cuando su secretario general tuvo que dejar el primer plano por una investigación de la agencia antidrogas de EEUU, la DEA.

Fujimori parece ver como se le esfuma una victoria que tenía hecha sobre todo con el voto de los pobres, que apostaban por ella empujados por la desesperación de la inseguridad y la sensación de desprotección. En el centro de votación del colegio Leoncio Prado, en el barrio de Pamplona alta, muy cerca de una barriada de chabolas donde Keiko arrasa, esa realidad salta a la vista. Los vecinos han cerrado sus propias calles con enormes verjas, para protegerse de los ladrones. Cada habitante de esas casas bajas, explica Maribel, que tiene un puesto de comida, tiene llaves de la valla. Los coches no pueden circular en ningún momento y por la noche se cierra por completo incluso el paso a las personas. “Como la municipalidad no nos cuida lo hacemos nosotros, es por los pandilleros”, cuenta. En Lima casi todas las casas de los barrios de clase media tienen vallas electrificadas y en todos los cafés y restaurantes hay correas bajo la mesa para enganchar el bolso y evitar robos. La inseguridad es un asunto central, sobre todo para los más pobres, que la sufren más.

La guerra de fondo es total pero Perú es un país donde las formas siempre se respetan y todos trasladan una enorme tranquilidad y respeto. Los candidatos mantuvieron un ritual especial en un país que tiene una de las cocinas más famosas del planeta: el copioso desayuno electoral frente a las cámaras. En ambiente festivo, los candidatos abren sus casas o algún local partidario para desayunar ante los objetivos con coberturas en directo de todas las cadenas.

Kuczynski desayunó con su esposa, Nancy Lange –prima de la actriz Jessica Lange- en La Victoria, una barriada popular. «Que hoy ganen la democracia, la unidad y el diálogo, Voten con alegría», pidió a sus seguidores. Keiko Fujimori desayunó ante las cámaras con sus hijas y su marido, Mark Vilanella, además de su hermano Kenji y su madre, Susana Higuchi, que en los 90 se divorció de su padre y denunció la corrupción fujimorista. Esta vez las parejas de los dos candidatos son ciudadanos de EEUU. «Es un día de fiesta, llego contenta, con ilusión», señaló Fujimori antes de votar. Solo el recuento determinará para quién es la fiesta esta vez.