Francia vive en alerta máxima por atentado tras el ataque del viernes en un instituto en Arras, al norte del país, en el que un profesor fue apuñalado y tres personas más resultaron heridas. El Gobierno ha desplegado 7.000 militares, dentro de la operación Centinela, que se activó tras los atentados contra el semanario satírico Charlie Hebdo en 2015.

Agentes de la policía francesa patrullan frente al museo del Louvre, cerrado por razones de seguridad, en París, mientras el gobierno francés pone a la nación en su estado de alerta máxima tras un ataque mortal con cuchillo en el norte de Francia, 14 de octubre de 2023. Foto: Reuters

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció el viernes por la noche la activación de la máxima alerta, tras mantener una reunión de urgencia en el Elíseo con el presidente, Emmanuel Macron. Se ha reforzado la seguridad en todas las escuelas.

La amenaza es fuerte en París: Por la mañana se ha tenido que evacuar y cerrar el Museo del Louvre tras una amenaza. Poco después se ha desalojado también el Palacio de Versalles tras recibir un mensaje anónimo, han confirmado fuentes policiales a AFP. Ambos se mantendrán cerrado por motivos de seguridad.

El museo «recibió un mensaje escrito informando de un riesgo para el museo y sus visitantes y decidimos (…) evacuarlo y cerrarlo por el día, mientras efectuamos los controles esenciales», declaró a la agencia AFP un portavoz del Louvre.

La seguridad es uno de los temas que más obsesionan en Francia, sobre todo de cara a la celebración de los Juegos Olímpicos en París el verano próximo. Esta noche se celebra el partido de cuartos de final del Mundial de Rugby.

La primera ministra Elisabeth Borne, ha advertido que Francia «no cederá ante la violencia». El ministro del Interior dará detalles esta tarde, en conferencia de prensa, sobre la situación.

El ataque de ayer tiene lugar tres días antes del aniversario de la muerte del profesor Samuel Paty, que murió decapitado en atentado islamista tras mostrar a sus alumnos viñetas de Mahoma publicadas por el semanario satírico Charlie Hebdo.

El ataque se produce también en plena crisis en Oriente Próximo. Francia, donde vive la comunidad judía más importante de Europa y también un 10% de musulmanes, había reforzado la seguridad en sinagogas y escuelas judías. El instituto donde se produjo el ataque el viernes es laico y público.

El viernes por la noche se veían ya militares armados patrullando las calles en algunas zonas, sobre todo de ocio. El ministro de Educación, Gabriel Attal, dijo el viernes por la noche que la prioridad absoluta es mantener la seguridad en las escuelas, que son un pilar de la República.

El propio Macron dijo ayer que, además del atentado en Arras, se había desactivado otro intento en Yvelines, donde la policía detuvo a un hombre que iba armado con un cuchillo.

De momento hay una decena de personas detenidas, bajo custodia policial, por el ataque en el que murió Dominique Bernard, profesor de Literatura de 57 años. El fiscal antiterrorista de Arras señaló ayer que había «varias personas detenidas», pero no quiso precisar la cifra, para no interferir en la investigación.

Según han confirmado fuentes policiales a la agencia AFP, son unos diez, entre ellos el agresor, identificado como Mohamed M., de origen ruso, 20 años y que ya estaba fichado por radicalización y que, de hecho, era sometido a un seguimiento por parte de los servicios de inteligencia. Pasó un control el jueves. No se detectó nada raro.

También están bajo custodia su hermano pequeño, y otros miembros de la familia, como su hermana, su madre y su tío. Además, su hermano mayor ya cumple condena en la cárcel por apología del terrorismo en el mes de junio y por un intento de atentado.

La familia llegó a Francia en 2008, había pedido una demanda de asilo en 2013, que fue rechazada. El historial de esta familia, conocido por la policía, ha provocado controversia, pues muchos se preguntan por qué no habían sido expulsados del país. Las críticas llegan sobre todo por parte de la extrema derecha, que critica la laxitud del Gobierno con la inmigración.

Fuente: El Mundo