Al menos medio centenar de personas fueron detenidas este sábado durante una manifestación anti-inmigración en la ciudad de Dover (sur de Inglaterra), convocada contra la llegada de refugiados al país.

La Policía británica, que elevó el número de efectivos para evitar incidentes de violencia como los sucedidos en enero pasado en la misma ciudad, efectuó los arrestos en la populosa ciudad portuaria, que este sábado también registró en respuesta una protesta anti-fascista y pro-inmigración.

Esos grupos se congregaron en la Red Anti-Racismo de Kent, que lanzó una campaña titulada “Bienvenidos Inmigrantes” (Refugees Welcome), con la proyección este fin de semana de ese lema en los ripios blancos de Dover, símbolo histórico de llegada de visitantes a Inglaterra.
El movimiento pro-inmigración contó con la presencia de la secretaria de Desarrollo Internacional en la sombra, la laborista Diane Abbott, quien habló sobre la importancia del respeto mutuo y la ayuda a aquellos inmigrantes sirios más necesitados.

La jornada comenzó con algunos incidentes cuando manifestantes de extrema derecha se congregaron en Dover con las banderas de San Jorge, el santo patrono de Inglaterra, cantando “no más refugiados” y “fuera inmigrantes”.

Muchos de los asistentes a esa marcha pertenecen a la Liga de Defensa Inglesa (EDL, en sus siglas en inglés), un partido xenófobo y anti-inmigración que incita a la segregación racial.

También había simpatizantes del grupo de extrema derecha National Front, y de la organización xenófoba South East Alliance, todas ellas opuestas a la llegada de inmigrantes al país tras la crisis de refugiados provenientes de Siria.

El 30 de enero pasado, grupos neo-nazi se enfrentaron en Dover con organizaciones en defensa de inmigrantes y refugiados, incidentes que terminaron con decenas de heridos, arrestos e importantes daños materiales.

El operativo de seguridad de este sábado incluyó a la Policía montada, perros olfateadores y varias zonas acordonadas.

Los efectivos armados de la Policía de Kent efectuaron un centenar de requisas y palpados, especialmente a manifestantes encapuchados que se sospechaba llevarían armas blancas a la marcha.

“Queríamos evitar que se repitieran los incidentes de enero pasado en esta ciudad portuaria”, indicó un vocero policial al medio local Kent News.

Del total de los arrestados, 16 fueron acusados por delitos de incitación a la violencia y a 21 se les prohibió el ingreso a Deal.

Neil Jerome, asistente del comisario jefe de la Policía de Kent, afirmó que los operativos de este sábado fueron “amplios y extensivos”, y funcionó para evitar desmanes mayores entre manifestantes de ultra derecha y aquellos pro-inmigrantes.

“Obviamente hubo una interrupción natural al movimiento usual en la ciudad, incluso con todos los operativos en marcha. Nuestro plan de seguridad estuvo pensado en base a información de Inteligencia que habíamos recibido”, agregó.

“Sin embargo y debido a la naturaleza de estas protestas, era imposible prevenir arrestos. Hubo una minoría de revoltosos que buscaron crear problemas y violencia, pero fueron contenidos”, continuó Jerome.

Las protestas de este sábado en Dover se llevaron a cabo meses después que el primer ministro británico, David Cameron, se comprometió a aceptar al Reino Unido a «miles de refugiados de Siria», tras la presiones recibidas por la opinión pública británica y por la Unión Europea (UE).
Cameron prometió a unos 20.000 refugiados en total (la oposición laborista reclama un mínimo de 10.000 al año), “ofrecerles un camino directo y seguro hacia el Reino Unido, para que no se arriesguen a viajes peligrosos que han costado ya muchas vidas».

La decisión del Primer Ministro coincidió con la petición, suscrita por más de 250.000 británicos y canalizada a través de change.org y el diario de ‘The Independent’, pidiendo la apertura de las fronteras y el establecimiento de una cuota mínima de refugiados bajo el hashtag #refugeeswelcome.

Las organizaciones Avaaz y Citizens UK han movilizado entre tanto a miles de voluntarios que han ofrecido techo y ayuda material a los refugiados. Varios ayuntamientos -de Glasgow a Edimburgo, pasando por Kingston y Birmingham- se ofrecieron de a aceptar una cuota de al menos 50 refugiados por municipio, con el objetivo de llegar a los 5.000.

Sin embargo, el mes pasado Cameron destacó que los británicos -gracias al estatus especial del país- no tendrán que unirse a ningún proceso de asilo europeo, en un guiño de campaña a favor del «sí» en el referéndum sobre la permanencia de Londres en la UE.

Cameron señaló que es «importante garantizar la seguridad de las fronteras exteriores de Europa», que es por lo que Londres está enviando «barcos más grandes» a la misión de la OTAN en el mar Egeo.

«La gente que viene a Europa no podrá venir al Reino Unido», insistió el mandatario, tras recordar que su país disfruta de un acuerdo muy sólido «de no participación» en aspectos de justicia e interior del bloque.

«No hay perspectiva alguna de que el Reino Unido se una a un proceso de asilo común en Europa. Tenemos nuestra propia política de asilo, nuestras propias maneras de hacer las cosas y nuestras propias fronteras», insistió Cameron, aunque admitió que ayudar a Europa a hacer frente a este reto “es bueno para todos, también para el Reino Unido”, concluyó.