La marcha más multitudinaria, en la que participaron al menos 2.000 mujeres, tuvo lugar en el centro de Río de Janeiro, donde la semana pasada una joven de 16 años fue presuntamente forzada por al menos 30 hombres, que filmaron la agresión y la publicaron en las redes sociales.
Las manifestantes corearon consignas contra las violaciones y llevaron numerosos carteles como «no es no», «el machismo mata», «se trata de violencia, no de sexo» y «cuando desperté, había 30 hombres encima de mí», frase pronunciada por la víctima de la violación colectiva.
«Cuídense machistas, América Latina va a ser toda feminista», corearon muchas mujeres durante el trayecto de la marcha, que recorrió la Avenida Presidente Vargas, la principal arteria del centro de Río.
Una de las participantes en la marcha, Carol Danelli, acusó a la prensa brasileña de ser «machista» por la representación que hace de la mujer, algo que, según ella, quedó patente en el trato de las noticias publicadas sobre la violación multitudinaria.
«En la última semana las noticias siempre colocaron en jaque la voz de la víctima y nunca responsabilizaron al violador», comentó a Efe.
Otra joven, Esperança Fernandes Almeida, aseguró que en Brasil «existe una normalización de la violación», a través de la publicidad y las telenovelas y que «siempre se culpabiliza a la mujer» cuestionando su vestimenta o si pasa la noche en la calle y tratando sus cuerpos «como objetos».
En Sao Paulo, hubo una concentración similar cerca al Museo de Arte de Sao Paulo (MASP), en la céntrica Avenida Paulista, donde se congregaron cientos de mujeres.
La marcha en Sao Paulo, presentada con el nombre «Por todas ellas», abordó reivindicaciones como el machismo, la misoginia, la violación y los derechos de la mujer.
Las activistas portaban carteles con letreros con mensajes como «el cuerpo es mío», «violación, la culpa no es de la víctima», «todas por ellas» y «tu machismo mata» y contra la «cultura de la violación» que aseguran que se vive en Brasil.
«No es una enfermedad. Es un desvío de carácter y es una cultura que abraza discursos que circulan por la sociedad en conversaciones que parecen insignificantes, como piropos y censuras a la mujer. No se naturaliza el crimen y sí a la cultura de él», dijo a Efe la profesora Cristiane Megid.
La periodista y activista Camila Engelbrecht denunció que el país se construyó bajo una sociedad patriarcal en la que «es una práctica ver y tratar a la mujer de una forma desigual, como un ser menos y menor que el hombre».
Los manifestantes luego se unieron a los del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), que a pocas cuadras ocuparon la sede de la Presidencia de la República en Sao Paulo y se enfrentaron con la Policía Militarizada.