Sofía Espín llegó al Pleno de la Asamblea confiada. Esa seguridad se respaldaba, según ella, porque no había sustento para separarla de su curul. Pero había otro motivo superior no existía un acuerdo para decidir el número de votos necesarios para la destitución.

Fotografía: El Telégrafo

El Consejo Administrativo de la Legislatura (CAL) en la víspera resolvió que sea el Pleno el cual decida el número ideal para ese tarea. Los criterios eran diversos. Unos legisladores hablaron de las dos terceras parte del Pleno, es decir 91 votos; mientras que otros pedían que sean mayoría simple de los asistentes, la mitad más uno.

No había acuerdo y eso se evidenció aún más en los minutos previos a la reunión. Las bancadas de CREO, Revolución Ciudadana y de Integración Nacional conformaron círculos para poder decidir qué hacer. Mientras que Alianza PAIS se juntaron fueron del plenario y sólo entraron cinco minutos antes de que se inicie la sesión.

Lenin Plaza anticipó que tomaron una decisión y respaldarían la destitución de Espín, pero sostuvo que el caso de Norma Vallejo no tomaron una decisión. Tal vez por eso, Vallejo no estuvo en la sesión, aunque públicamente dijo que asistiría y que contaría la verdad al país sobre el cobro de «diezmos» en la Asamblea.

En el debate, Fernando Flores (CREO) propuso que sean 91 votos los necesarios para destituir a un legislador y explicó que este sistema adecuado porque es el mismo número para censurar a un ministro, que no es una autoridad elegida por el voto popular. Su propuesta tuvo el apoyo mayoritario y con 87 votos se decidió que sólo con las dos terceras partes de los integrantes se podrá separar a un legislador.

Esta iniciativa fue apoyada por Alianza PAIS y por el bloque de la Revolución Ciudadana. Estos últimos festejaron esa decisión como un triunfo, aunque no saben si habrán los votos para sacar a Espín, porque ese decisión se dilató hasta el cierre de esta edición. (I)

Fuente: El Telégrafo – nota original: LINK