La comunicadora, María Pessina, secretaria general del Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal), con sede en Quito, analizó en una entrevista con Efe, a propósito del Día Internacional de la Mujer, el futuro de la lucha de esta por alcanzar la plena igualdad ante el hombre.

La comunicadora, María Pessina, secretaria general del Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal), con sede en Quito, analizó en una entrevista con Efe, a propósito del Día Internacional de la Mujer, el futuro de la lucha de esta por alcanzar la plena igualdad ante el hombre.

«El 8 de marzo, en los medios, se habla sobre la excepcionalidad de la mujer» y, por ejemplo, se presentan reportajes sobre las mujeres más destacadas en el mundo empresarial, cuando hay «muchas mujeres liderando proyectos científicos», aseguró la secretaria general de esa organización, creada por la Unesco para tratar sobre temas de comunicación a nivel regional.

La mujer, además, ha sido encasillada como «maternal, delicada, dulce, poco objetiva», un estereotipo que se ha traducido también en el acceso a la ciencia, agregó Pessina. «El conocimiento válido está generalmente vinculado al hombre blanco y europeo», lo que supone un abanico de discriminación, observó la catedrática, para concluir que «hay que cambiar».

Y ese cambio puede llegar por dos vías. «Por la costumbre y las normativas», agregó, aunque ella se inclina por la segunda, porque se convertiría en obligación.

Como feminista, Pessina sostiene que en Ecuador deberían aprobarse normativas básicas que reflejan la lucha actual del colectivo.

«La ley de aborto tiene que existir», para que no sea el Estado el que imponga límites a la mujer, sin que ello sugiera saltar la valla del libertinaje, afirmó.

También sugirió al Estado establecer «políticas sensibles hacia el género», para alcanzar «una mayor independencia» como mujeres.

La histórica discriminación de la mujer ha cambiado, aseguró Pessina, pero remarcó que la sociedad, en general, aún está muy lejos de ser plenamente incluyente y universal.

Los avances se pueden ver en el mejor acceso de las mujeres a la universidad y al empleo, por ejemplo, y en el mundo de las ciencias cada vez es mayor el aporte de investigadoras en las publicaciones del llamado conocimiento válido, señaló Pessina.

Obviamente, remarcó, el sexismo, la intolerancia y el abuso son condimentos que sazonan la exclusión hacia las mujeres y hacia otros sectores minoritarios de la sociedad.

Por ello «sigue habiendo desigualdad», pese a que en países como Ecuador «ha habido una cierta evolución» que se expresa en el grado de participación de mujeres en espacios de representación del poder como la Asamblea Nacional (Parlamento), apuntó.