Las cifras son alarmantes. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), 195.188 niños y adolescentes entre 5 y 17 años de edad han dejado sus escuelas y colegios. En Notimundo al Día, Rosalía Arteaga, expresidenta de la República, consideró que se debe reforzar la educación en línea para que se garantice la continuidad del aprendizaje en este sector de la población.

Rosalía Arteaga
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Los 195.188 niños y jóvenes de entre 5 y 17 años de edad han desertado de la escolaridad, representan el 4,1% de los 4,7 millones de estudiantes que existen en el país. La causa principal para que este grupo abandone sus estudios es la pobreza, según el INEC. En Notimundo al Día, Rosalía Arteaga, expresidenta de la República y exministra de Educación, señaló que este es un problema estructural y no coyuntural, por lo que son necesarias soluciones integrales para revertir las cifras negativas.

Indicó que algún momento debería conocerse qué porcentaje del total de estudiantes que desertan son niñas, pues en un ambiente de pobreza son más propensas a tener que dejar los estudios para hacerse cargo de los hermanos menores o involucrarse en las labores del hogar.

Para Arteaga, es fundamental reforzar el área virtual en los hogares ecuatorianos, pues el mundo actual así lo requiere. Por ello, insistió que se mantenga la educación virtual para ciertos sectores del país, donde los padres de familia no tienen la capacidad para trasladar a los estudiantes a los planteles educativos. Pero recordó que para ello se debe hacer un trabajo conjunto donde no solo debería intervenir las autoridades de Educación, sino los Gobiernos locales, para que se garantice que ninguna familia se quede sin acceso a internet. «Habría que apelar a la solidaridad del sector privado para la provisión de computadores y celulares para que soporten esta necesidad de conexión a plataformas», apuntó.

Recalcó que otra alternativa para el corto y mediano plazo, es que los estudiantes universitarios que cursan los últimos años, sin importar su especialidad, puedan dedicar una parte de su tiempo a visitar a las familias de bajos recursos y puedan convertirse en una suerte de asistentes de cátedra, a manera de llevar a cabo una «gran minga» por la educación. «Probablemente un alumno de ingeniería sepa más que el profesor que está en el aula», apuntó.

Lamentó que en el país se inviertan pocos recursos para áreas fundamentales como la salud y educación, por lo que aseguró que aún «queda mucho por hacer por parte del Estado», así como por parte de la sociedad, que no puede quedarse «de brazos cruzados».

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