Molina señaló que el mercado está sufriendo una importante contracción económica, por lo que se espera que este 2024 cierre con una caída en ventas cercana al 20 %. Sin embargo, lo que más preocupa al gremio es que las proyecciones para 2025 tampoco son alentadoras, con un decrecimiento del 12 %.
A su criterio, lo que le ocurre al sector automotor es un reflejo de lo que va a ocurrir en la economía nacional, lo que da cuenta de una caída sistemática, donde el consumidor tiene poca confianza, respecto de su propia estabilidad económica. «Más del 80 % de los vehículos que se comercializan se lo hace a crédito», reveló Molina.
Pero esto no es todo. Molina dijo que lo que ocurre con la industria del ensamblaje es todavía más preocupante, tras el cierre de la planta de OMNIBUS BB, perteneciente a General Motors, la cual era responsable de la producción de alrededor del 50 % de vehículos que se ensamblan en Ecuador. Por ello, dijo que es fácil identificar la afectación a la cadena de suministros. Eso implica que de una participación del 16 % en el mercado, pasará al 10 %, que es un volumen «insuficiente» para lograr la sostenibilidad de la industria.
En este sentido, explicó que es necesario trabajar en conjunto con el Gobierno para establecer ciertas condiciones de competitividad, que permitan mejorar las condiciones actuales y evitar el despido de personal. «El impacto en el corto y mediano plazo es que tendríamos una reducción de alrededor de 1.000 a 1.500 personas en el sector», alertó.
Una de las propuestas es buscar mecanismos de reducción impositiva, a través del impuesto a los consumos especiales, atado al cumplimiento de metas. Otra propuesta inmediata es corregir las distorsiones que se generan en el mercado con los vehículos denominados microhíbridos, que son vehículos que tienen exoneraciones impositivas superiores a las de otros productos en el país. «Estos vehículos compiten con ventaja», criticó.
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