Patiño explicó que la falta de precipitaciones y las altas temperaturas en la capital han derivado en un mayor consumo de agua por parte de la ciudadanía. La sequía, además, ha afectado a algunas fuentes del líquito vital, especialmente las que se ubican en la parte oriental de la ciudad. Este es el caso de la fuente del río Pita, que lleva agua a la planta de tratamiento de Puengasí.
Además, añadió que a esto se suma la crisis energética. Aunque las principales plantas de tratamiento cuentan con generadores eléctricos, se han registrado afectaciones en la planta de Paluguillo, por una desconexión. No obstante, el servicio emergente con el que cuenta, permitió mitigar los daños, acotó.
Las complicaciones con los apagones vienen en la fase de distribución, precisó Patiño, sobre todo en las zonas altas de la capital, a las cuales hay que bombear el agua o reciben el líquido de pozos y debe extraerse del subterráneo. Por el corte de energía, el servicio de distribución afecta a un 9% de la ciudadanía, en el norte, centro y sur de Quito.
El alto consumo, el estiaje y las circunstancias detalladas obligaron a las autoridades a ejecutar los racionamientos, señaló Patiño, para algunas zonas de la ciudad. Detalló que algunos de los cortes ya se ejecutaron antes de los apagones, y eso responde a afectaciones de las fuentes.
Adelantó que al momento se está construyendo un proyecto para traer agua desde el Oriente, para mejorar el servicio en la zona de Calderón. Patiño adelantó que, según información del Inamhi, se espera que las lluvias lleguen los primeros días de octubre, y que así el servicio vuelva a la normalidad.
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